No hay nada más importante que aceptarnos tal y como somos. Por desgracia, muchas personas son señaladas una y otra vez por ser diferentes y esto puede convertir su vida en una completa pesadilla.
En el caso de Carla Marie Norton, era su frente lo que causaba miradas y comentarios de todos los que la conocían. Carla nació con cabello afro y durante muchos años lo peinó hacia atrás tratando de estirar su cabello lo más posible. No podía imaginar el enorme impacto que esto tendría en el futuro.
Carla trabaja en Recursos Humanos de la marca internacional de maquillaje HUDA Beauty.
La constante tensión de su cabello causó lo que se conoce como alopecia por tracción. Perdió de manera irreversible buena parte de su cabello y esto dio como resultado que su frente luciera mucho más grande.
Al principio trató de no darle importancia; pero se dio cuenta de que algo que en apariencia podía ser tan insignificante estaba afectando cada parte de su vida.
“Vi una foto mía en una piscina que me dejó en shock. El sol reflejaba mi frente de tal manera que parecía un panel solar”.
Pero Carla no era la única que veía lo grande que era su frente. Sus compañeros en la escuela le daban todo tipo de sobrenombres. Ella intentó ignorarlos y hacer caso omiso de ellos; pero eran palabras tan hirientes que poco a poco fueron calando en ella.
A lo largo de su vida adulta, Carla comenzó a evitar aparecer en cualquier fotografía por temor a exponer su frente. Trataba de utilizar maquillaje y cortes de cabellos especiales para disimular pero nada parecía ser suficiente.
“Para cuando tenía 15 o 16 años comencé a ser demasiado consciente de mí misma. Odiaba mi frente”.
Fue entonces cuando una búsqueda en Google le dio la respuesta que tanto necesitaba. Había personas con situaciones similares a la de ella que se habían realizado una cirugía muy poco conocida: reducción de frente.
Carla se dirigió a la clínica London Bridge Plastic Surgery para conocer al Dr. Christopher Inglefield.
Carla vive en la ciudad de Andover en el Reino Unido.
Un par de meses después no cabía en sí de alegría con los resultados. Durante la operación quitaron tres centímetros de su frente. Las cicatrices quedaron ocultas justo bajo el comienzo de su cabello así que prácticamente no quedaron marcas visibles.
Ahora su vida ha cambiado. Por primera vez se atreve a tomarse fotografías con sus hijos y a dejar su frente expuesta con diferentes peinados.
Carla decidió someterse a la operación con 37 años de edad.
Esperamos que después de tantos años sintiéndose incómoda consigo misma, Carla logre aprovechar al máximo del tiempo junto a sus pequeños.
¿Sabías que esta operación existía? Comparte esta nota para dar a conocer el testimonio de Carla.