La calle en plena noche de toque de queda por motivo de la cuarentena, estaba absolutamente vacía. Algunos postes alumbraban la vía solitaria, pero Claudia Alejandra Mora Abanto, de Guadalupe, en la provincia peruana de Pacasmayo, no pudo pasar de largo ante una surrealista escena que la dejó desconcertada.
Los hechos sucedieron en la calle Junín, en la región La Libertad.
La crítica situación por el coronavirus que aqueja a millones en el mundo, y también ha golpeado duramente a Perú, no ha pasada desapercibida para el pequeño Alen Castañeda Zelada, de sólo 6 años. A su escasa edad, tantas muertes, tanta desolación, angustia su inocente corazón, y ante la impotencia, sólo encontró una salida: rezar.
Claudia es fotógrafa profesional y se encontró con el pequeño Alen, en plena calle, con los ojitos cerrados, sus manitas suplicantes, de rodillas…
La joven no comprendía ciertamente lo que sucedía, hasta que se acercó y al escuchar sus súplicas, no pudo dejar de conmoverse.
No era la primera vez que sucedía, Alen es un niño creyente, que durante todas las noches pide con una fe inquebrantable a Dios, que acabe de una vez con la pandemia que está matando a tanta gente. ¿Su desesperada razón? Abrazar a sus abuelitos, es lo único que desea con todas sus fuerzas.
Claudia decidió publicar la imagen en sus redes, con el permiso de los padres de Alen, tras enterarse de la emotiva e inspiradora historia que había detrás, desde entonces ha dado la vuelta al mundo.
Calle Junín, Guadalupe, La Libertad, Perú Lunes 13 de abril | 8 pmLes cuento la historia de esta foto que tomé hace…
Publiée par Claudia Alejandra Mora Abanto sur Lundi 13 avril 2020
«Hoy en el barrio nos unimos para rezar y pedir a Dios por la situación de emergencia que estamos viviendo, para así compartir esperanza y fe. Aproveché minutos antes de que las personas salgan a sus puertas a orar para hacer una toma de todas las velas, grato fue el momento cuando encontré a este niño y aprovechando su concentración tomé la foto«, explicó Claudia.
«Le pido solito un deseo a Dios, salí de mi casa porque hacía mucho ruido, así mi deseo no se iba a cumplir», le dijo el pequeño con su dulce inocencia.
Después de que la historia de Alen se difundiera masivamente en las redes, su padre, Abraham Castañeda, contó que el amor del pequeño por sus abuelos maternos es algo indescriptible, por eso el dolor de no verlos desde hace semanas, «lo hace hincarse, pedir una cura, el perdón de la humanidad».
«Rezo para que Dios cuide a los que están con esta enfermedad. Estoy pidiendo que nadie salga, muchas personas grandes están muriendo con esta enfermedad», dijo Alen sin siquiera saber el alcance de su gesto.
«Somos una familia católica y me sorprendió bastante verlo salir para rezar afuera porque adentro no se concentraba, imagínese, con tantas cosas que están sucediendo en este mundo: lo de la pandemia y ver tantas personas que mueren. Ha sido una sorpresa, realmente. Mi hijo es muy pequeño y no pensaba que iba a reaccionar así de esta manera, nos ha dado una gran lección«, dijo el orgulloso padre.
Los vecinos del barrio de Alen se organizan todas las noches para hacer una cadena de oración a las 8.00 p.m.
La foto de Alen se ha convertido en un símbolo de fe y esperanza en medio de tanto desconsuelo
«Yo quedé con una sonrisa en el rostro, con la fe y esperanza a mil pero, sobre todo, encantada de ser testigo del amor y confianza de ese niño en Dios. Qué bello que se les inculque aquello, aún en tiempos difíciles. Que la fe nunca muera», concluyó Claudia.
Si esta historia de amor y fe verdadera te ha conmovido tanto como a nosotros, no dejes de compartirla. Es indudable que relatos así nos permiten tocar de cerca lo grande que puede ser el alma de un niño.