Hadassa Dessire Monasterio González es una adolescente mexicana de 14 años, para quien la pobreza no supone ningún obstáculo a la hora de estudiar y superarse para ser alguien en la vida.
No es novedad que ahora que se han reiniciado las clases, y en la mayoría de los casos a causa de la pandemia -a distancia-, muchos alumnos pasan muchísimas necesidades, sin contar con los recursos necesarios para un adecuado aprendizaje. Pero eso no es un problema para Hadassa.
Hadassa estudia el tercer grado de secundaria en el municipio de Ecatepec, Estado de México
Es hija única y desde pequeña apoya a su madre en la venta ambulante, como un único medio para poder subsistir. Viven en una habitación provisional en la comunidad de Tierra Blanca, en la Sierra de Guadalupe, una localidad conocida por su gran tasa de delincuencia e inseguridad.
Debido a que no posee televisión, ni computadora, ni Internet, Hadassa se las ha ingeniado para estudiar tomando el punto de Internet gratuito de la calle, que ofrece el Ayuntamiento. Todo esto mientras su madre vende dulces en la plaza San Cristóbal, y de ese modo la supervisa y cuida de su pequeña.
Hadassa asegura que aunque contara con TV o Internet en su casa, tampoco pudiera quedarse a estudiar ahí, ya que su madre trabaja todo el día en la calle, y se resiste a dejar a su hija sola en un lugar tan inseguro.
«Desde que yo tenía un año y medio la acompaño siempre a vender”, dice la menor.
Hadassa es consciente que su madre ha hecho muchos esfuerzos para sacarla adelante, por eso en su tiempo libre también estudiaba saxofón y violín antes. “Mi mamá con muchos sacrificios me compró un violín, porque me dijo que en este confinamiento tenía que aprender algo nuevo”,dijo la pequeña.
“Me gustaría ser médico ginecoobstetra, pedagoga o integrante de la Sinfónica Nacional, por eso practico todos los días las últimas lecciones que aprendí en violín”.
Un transeúnte se quedó conmovido cuando la vio con sus cuadernos y su teléfono móvil en una esquina, mientras estudiaba con el Internet gratuito. No dudó en difundir la imagen en las redes junto a su historia. Pero la adolescente no tenía idea de lo que sucedería después.
La escena que captó el transeúnte lo dejó atónito, la pequeña no se distraía con nada, y ahí en medio de sus pocos recursos trataba de aprender al máximo para no defraudar a su mamá y cumplir su sueño el día de mañana.
La imagen de Hadassa dio la vuelta al mundo
“De lunes a viernes vengo desde la mañana para poder entrar a la señal de WiFi, todos los días esta es mi rutina”, dijo la pequeña a los medios.
Desde que la imagen se hizo viral, muchas personas se involucraron para cambiar su destino, puesto que hasta el momento, a pesar de sus buenas calificaciones no había obtenido ninguna beca.
Su historia llegó a oídos del hijo del rector de la Universidad Univamex, José Luis Morales Cárdenas, y le pidió que hiciera algo al respecto. El empresario no dudó en intervenir e inmediatamente procedieron a buscar a Hadassa y a su madre, María del Rocío Monasterio González.
La joven obtuvo una beca para estudiar el bachillerato y estudios profesionales
«Se le entregó una solicitud de beca, escribieron sus datos y en cuanto termine la secundaria nos hemos comprometido a regalarle la beca de bachillerato y universidad”, dijo el rector.
Pero las buenas obras no quedaron allí, además otra asociación le regaló un ordenador y Hadassa expresó: “Se enteraron de mi historia y decidieron ayudarme, se los agradezco mucho, estoy muy agradecida, con esto me he dado cuenta que existe mucha gente buena, así como hay gente mala, creo que abunda más la gente buena”.
Nos encanta el hermoso final que ha tenido esta joven después de sacrificarse tanto por devolver a su madre todo lo que ha hecho por ella. No te vayas sin compartir esta gran historia que no nos puede dejar decir nunca: ¡No puedo!