Durante más de 20 años, el Dr. Jim Withers ha dejado su consultorio y su bata para salir a las calles con ropa desgastada y de este modo atender a las personas que para él son quienes verdaderamente lo necesitan, esos de los que casi nadie se acuerda: las personas que viven en condición de calle.
El Dr. Jim es el fundador de la Street Medicine Institute, una organización con sede en Pittsburgh, Estados Unidos, y durante año se ha encargado de atender a los más vulnerables desde sus propios entornos.
Withers ve poco probable que un mendigo aparezca en su consultorio, además sabe que muchos de ellos sienten gran desconfianza hacia las otras personas, por esa razón se convierte en uno de ellos para poderlos atender.
Este doctor sabe muy bien cómo ganarse la confianza de la gente con simples gestos.
Diferentes farmacéuticas patrocinan este instituto y han permitido mejorar y expandir las prácticas de medicina callejera, sin embargo, el mayor reconocimiento debe ser para este doctor.
Según su filosofía es mucho más efectivo tratar a las personas directamente en el entorno en el que viven, pues así el paciente se siente seguro y al Dr. Jim no le importa si para eso debe internarse en las calles más peligrosas de Pittsburgh.
Su humildad y dedicación son dignas de admiración.
Withers llena su mochila de medicinas y todos los instrumentos necesarios para atender a cada paciente que pueda encontrarse en el camino.
Por lo general sus consultas ocurren de noche, pues a esa hora es que aparecen muchas de las personas que viven en condición de calle, esos que pasan verdadera necesidad.
Junto al Dr. Jim también van otros colegas que se han sumado a su iniciativa a lo largo de los años.
Además, sus mochilas no sólo llevan medicina sino que por lo general su equipo también se prepara con alimentos y bebidas calientes para ofrecer a los indigentes mientras estos esperan ser atendidos.
La verdad estas personas llevan a cabo un servicio completo. Los casos más delicados pueden necesitar seguimiento así que, como buen médico, Jim levanta un historial por cada persona que atiende en las calles.
El asunto puede no ser sencillo, pero él siente estar haciendo lo correcto y esa es su gran recompensa después de una larga jornada con los pacientes.
El Dr. Jim ha atendido todo tipo de casos, pero expresa que los pacientes con adicciones son los que más lo conmueven y en ocasiones resultan bastante difíciles. Aunque intenta hacer un seguimiento a cada uno, la inestabilidad de su estilo de vida los lleva muchas veces a desaparecerse.
Pese a todo, Withers sigue trabajando motivado y convencido de lograr hacer la diferencia en la vida de tantos indigentes con los que se topa. La verdad, su iniciativa y la de sus colegas es digna de admirar y demuestra la calidad humana de la que están hechos, son unos verdaderos profesionales comprometidos con la vida.
Es un honor saber que existen doctores como Jim, comparte su historia y que su ejemplo se multiplique.