Una maestra lleva al extremo su compromiso con su carrera y sus estudiantes, y decide hacer todo por ellos aunque esto le exija los más duros esfuerzos.
Su nombre es Helma Wardenaar, es una docente oriunda de los Países Bajos que trabaja en la escuela autónoma pública de Chicago Academy for Global Citizenship.
La señorita Helma que cargó en su espalda a una pequeña con parálisis cerebral para que pudiese disfrutar de su primera salida escolar.
La pequeña Maggie Vázquez, de 10 años, utiliza un caminador para poder desplazarse y aunque sus maestros han hecho todo para que ella se sintiera bien acogida en la escuela, era realmente difícil que asistiese al campamento de tres días en Camp Sullivan en Bosque de Robles.
Las dificultades eran evidentes, así como la voluntad de la maestra que se ha caracterizado por su entrega desmedida hacia sus pequeños. Sin embargo, su gesto de amor sorprendió a todos.
“No era una cuestión de si podía ir, es cómo podía ir. Era realmente demasiado largo y lejano y habría arroyos, árboles caídos y ramas bajas. Esta estudiante es parte de nuestra comunidad y la amamos y queremos hacer todo por ella. Necesitábamos encontrar una manera”, dijo Wardenaar.
La mujer de 38 años debía encontrar una solución y fue entonces cuando descubrió la existencia del Freeloader, un portabebés de $ 300 que soportaba el peso de pequeños como Maggie.
Helma sabía que era la única manera de que la niña fuese y ella misma se ofreció a cargarla durante el trayecto.
Cuando la maestra lo comentó con Maggie, ella estaba feliz y ansiosa. Esa sería la primera vez que visitaría una zona boscosa y en compañía de todos sus amigos.
“Cuando se lo mostré a Maggie, ¡sus ojos se agrandaron mucho! Ella estaba como, ‘Srta. ¡Helma! ¿Encontraste algo? Se lo mostré en el aula para que todos vieran y dijeron: ‘¡Yay! ¡Maggie, tú puede hacerlo!”, recordó la maestra.
Michelle, la madre de la pequeña, estaba agradecida con la señorita Helma por ese gesto de amor con su hija. La excursión salió y todos los chicos y demás maestros estuvieron muy pendientes de Maggie y Helma.
Todos los chicos disfrutaron al máximo el campamento.
La pareja hizo un equipo dinámico y entre ambas se ayudaron para soportar las dificultades.
«Fue un poco pesado, pero soy fuerte y no quería rendirme. Siempre que tenía momentos en los que estaba cansada o resoplando y resoplando, ella cantaba canciones o me decía palabras positivas”, comentó Helma.
Sin duda fue una experiencia única para ambas y un gran gesto de amor y ejemplo para todos los pequeños de esa clase. Esta niña pudo disfrutar de la naturaleza, pero además aprendió que no hay nada que pueda detenerla, a su alrededor tiene personas que la aman y harán todo para apoyarla.
Esta maestra tiene más que vocación, es portadora de un gran corazón. Comparte esta hermosa historia de inclusión y demuéstrales a todos que ayudándonos el mundo es mucho mejor.