Ella es Casey Fischer, una joven estudiante que caminaba por el centro de la ciudad antes de ir a sus clases, ese día hacía algo de frío. Todo marchaba con normalidad, pero de pronto se detuvo a ver cómo un mendigo recolectaba las monedas que recibía mientras tocaba las ventanas de los autos que transitaban por la calle.
Casey lo observó y siguió caminando hacia una cafetería cercana, hizo su pedido habitual pero cuando tomó asiento volvió a ver de nuevo a aquel hombre que contaba las monedas para ver si con ellas podría comprarse algo, así que ella se acercó a hablarle.
Sin saber qué la motivó a hacerlo le ofreció un café con tostadas que aceptó sin dudarlo.
Conversaron por largo rato, ella respondía con entusiasmo todas las preguntas de ese hombre sin hogar que se notaba sucio y cansado, su ropa estaba agujereada.
“Me contó que su padre lo había abandonado al nacer y que su madre murió poco tiempo después a consecuencia de un cáncer. La historia era terrible, me angustié mucho. Pero él disfrutaba ese café como si no hubiera tomado uno hace años”, relató Casey.
Él le confesó entristecido que lo único que hubiera soñado en la vida era ser un orgullo para su madre, y no lo había conseguido.
Había transcurrido más de una hora, y ella se despidió amablemente porque llegaría tarde a su primera clase. Pero antes, el mendigo entre lágrimas se puso de pie y le entregó un papel con una nota. Se marchó antes de que ella lo hiciera y se disculpó por su “mala letra”.
Cuando Casey leyó lo que decía la nota se quedó paralizada. No podía creerlo, el mensaje decía:
“Hoy iba a matarme, pero gracias a ti, ya no lo haré. Te lo agradezco, eres una persona hermosa”.
Ella jamás pensó que aquel encuentro cambiaría su vida para siempre, compartió la historia en su perfil de Facebook y ha sido compartida más de 160.000 veces.
Esta historia nos recuerda que siempre debemos aprovechar cualquier oportunidad para hacer el bien sin mirar a quién, el gesto de generosidad de esta chica costo 3 dólares, un poco de tiempo y salvó una vida. En la siguiente imagen Casey posa junto a su pequeño hijo.
Jamás se arrepentirá de haber escuchado su corazón, y ahora nos da una valiosa lección de vida. ¡Compártela con tus amigos!