Cayla Jones, de 4 años, sintió un intenso dolor estomacal una noche, su madre preocupada la trasladó al hospital donde recibió atención médica de urgencia.
En visitas anteriores solo le habían diagnosticado un dolor de estómago convencional, pero había algo más. Al principio pensaron que era una infección de orina que la molestaba, tras someterla a evaluaciones médicas comprobaron que tenía un tumor de neuroblastoma que se había extendido desde su estómago hasta el cuello y la garganta.
Desde entonces, Cayla ha sido sometida a exhaustivas sesiones de quimioterapia, cirugía y radioterapia para poder combatir el cáncer que se propagó en varios de sus órganos.
El neuroblastoma es un tipo de cáncer que se origina en el tejido nervioso de la glándula suprarrenal, el cuello, el tórax, o la médula espinal, suele manifestarse con dolores óseos o la aparición de bultos en el tórax, estómago o cuello.
Los padres de Cayla, Enya, de 23 años y su padre Brad de 25, emprendieron una campaña para recaudar dinero destinado a viajar con su hija desde Cullompton, Inglaterra hasta Estados Unidos y así poderle ofrecer un tratamiento médico avanzado que prevenga una recaída.
Cayla ha sido muy valiente, se sometió a ocho ciclos de quimioterapia en el corto período de 70 días, también le realizaron un procedimiento quirúrgico para extirpar el tumor que tenía.
La madre de Cayla declaró a los medios de comunicación que la pequeña estaba bien, solo presentaba dolor de estómago antes de dormir.
La llevó al médico para que la evaluaran y determinaran la causa, pero solo fue diagnosticada con una infección de orina, le recomendaron un tratamiento de antibióticos.
Cuando reincidió el dolor, vuelven al médico alegando que el tratamiento no había funcionado.
“Hubo muchos cambios en la vida de Cayla y me angustiaba que eso le causara estrés. Acababa de tener mi segundo bebé a principios de año y Cayla se preparaba para comenzar la escuela en septiembre”, dijo Enya.
“Le hicieron un chequeo completo y descubrieron una masa en su estómago, hablaban de apendicitis o de una hernia, pero cuando vi la mirada y el rostro de los médicos comencé a preocuparme”, relató la madre.
Ese día la ingresaron en un hospital tras someterla a más pruebas, un oncólogo llamó a sus padres a una habitación privada y les dijo el devastador diagnóstico. “Mi corazón se hundió, cuando el médico dijo que habían encontrado un tumor ni Brad ni yo pudimos hablar”.
“Traté de tener un rostro sereno y valiente para no asustar a Cayla”, dijo Enya.
Días después, le realizaron a Cayla una biopsia del tumor, tenía neuroblastoma en estadio cuatro, comprobaron que la enfermedad de había propagado a los ganglios linfáticos y al cuello.
Tras las sesiones de quimioterapia, el tumor de su estómago se ha reducido y los de su cuello han desaparecido. Al terminar, tuvo que permanecer aislada porque su sistema inmunológico estaba muy débil.
Ahora recaudan fondos para que Cayla pueda prevenir una recaída, y recibir el tratamiento adecuado.
“Todo lo que queremos es darle a nuestra hija la mejor oportunidad de vivir una vida larga y saludable como cualquier otro padre”, comentó la madre de la pequeña.
La sonrisa de Cayla ha cautivado a muchas personas, esperamos que logre ganar esta dura batalla y acompañe a su familia por muchísimos años más. Compártelo.