La celebración de la boda es un momento soñado por muchas mujeres. Ese día se concreta la alianza con esa persona con la cual se planea compartir las alegrías, las tristezas y la vida entera; generalmente los días antes de la boda suelen ser causantes de mucho estrés pues la novia quiere que todo salga perfecto.
Pero Charlotte Drake tuvo que lidiar con mucho más que el estrés pre-matrimonial, al enterarse que tenía cáncer una semana antes de su boda.
Esta novia de 30 años tenía una vida soñada y estaba lista para cumplir una de sus metas más importantes, unirse en matrimonio con su novio Luke Drake, de 34 años de edad.
Charlotte fue diagnosticada con una forma agresiva de cáncer de mama, después de someterse a una mamografía días antes de la boda. La mujer había notado un bulto en su seno que fue clasificado como un «quiste de grasa» en un primer momento.
«Tenía 30 años, no tenía antecedentes familiares, no fumaba, rara vez bebía y estaba realmente saludable», explicó Charlotte.
Horas antes de que Charlotte recibiera el diagnóstico se encontraba angustiada pensando en los detalles de su gran día. Realmente no consideraba que pudiera tener algún problema que pusiera en riesgo su vida.
Por ese motivo, al recibir la noticia se sintió devastada y llegó a considerar que casarse no era una buena idea. Charlotte no quería exponer a su amado a una viudez prematura y pensó en cancelar la ceremonia.
«Momentos antes de ir al hospital por mis resultados, estaba decidiendo qué color de vestido debía comprar para mi luna de miel. Una hora después me dijeron que tenía cáncer. Puso todo en perspectiva y no podía creer que me hubiera preocupado por un vestido», dijo Charlotte.
Esta mujer estaba convencida de que su vida había terminado. Días previos a la ceremonia, Charlotte sufrió un colapso nervioso y su madre la llevó al hospital. Por coincidencia, en centro de salud se encontraba un especialista en cáncer de mama que pudo tranquilizarla y le habló de la necesidad de una pronta operación.
Después de la conversación, la novia decidió programar la cirugía tres días después de su matrimonio.
«El doctor organizó una cirugía tres días después de la boda y sabiendo que tenía un plan de acción me hizo sentir mejor”, confesó la mujer.
Luke y Charlotte decidieron mantener la noticia en silencio y no comentarles a los invitados sobre la enfermedad de la novia. Solo los familiares más cercanos sabían del estado de salud de la novia. Para ella era importante disfrutar de ese gran día que había soñado desde pequeña y no deseaba que las personas sintieran compasión o tristeza en la ceremonia.
El día del matrimonio fue un gran torbellino de emociones para la novia, entre la alegría por el gran momento no podía dejar de sentir temor por su futuro. Sin embargo, sobrepuso sus sentimientos y decidió disfrutar del momento y que fuese especial no sólo para ella, sino para su prometido.
«Durante el resto del día lo más difícil fue que la gente me abrazara, algo que realmente me dolió porque me habían hecho una biopsia. Pero estoy muy orgullosa de cómo mis padres y Luke lo mantuvieron todo bajo control cuando estoy segura de que querían arrastrarse y llorar”, dijo Charlotte.
Tres días después de la ceremonia, Charlotte entró a quirófano y se sometió a una cirugía para extirpar su tumor. Aunque la mujer quería someterse a una mastectomía para que le extirparan ambos senos, su cirujano le dijo que esto no evitaría que el cáncer regresara. Tras la operación, comenzó con su ciclo de quimioterapias y su cabello empezó a caerse. A pesar de las dificultades su esposo siempre estuvo a su lado.
Después de un año de matrimonio, Charlotte terminó con su tratamiento y en ese momento aparecieron los deseos de ser padres. Luke y Charlotte intentaron concebir de forma natural, pero la quimioterapia había dañado sus ovarios y sólo se recuperaron dos óvulos que eran de mala calidad. A pesar de lo adverso del panorama, la pareja pudo concebir mediante tratamiento de Fecundación In Vitro.
Esta pareja estaba realmente feliz, pues tras difíciles pruebas tenían un gran propósito por el cual luchar. Pero a la semana 30 de embarazo Charlotte sufrió una hemorragia, su placenta estaba demasiado baja y debió permanecer en el hospital durante las 6 semanas siguientes hasta que se le realizara la cesárea.
Por fortuna, su hijo Henry nació sano y sin mayores complicaciones. Tras momentos tan difíciles, estos esposos pudieron regresar a casa realmente realizados con su pequeño en brazos.
En la actualidad, Charlotte está decidida a alentar a las mujeres a revisar sus senos con frecuencia. De ella no haber prestado atención a su “bulto graso”, probablemente hubiese muerto en un par de años, pues su cáncer era de los más agresivos.
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