Cada día se presenta a nuestro alrededor la oportunidad de ayudar a alguien, en la mayoría de los casos tenemos la mirada puesta sobre una pantalla, simplemente no percibimos la necesidad de los demás, o los juzgamos sin conocer su sufrimiento.
Un pequeño gesto puede hacer una gran diferencia, debemos ser agradecidos con lo que tenemos y procurar ser solidario con aquellos que necesitan una mano amiga. Así como dice el dicho: “Me quejé de que no tenía zapatos hasta que conocía a alguien que no tenía pies”.
Chauncey Black, de 16 años, es un adolescente que lo único que tenía era un techo para vivir junto a su madre discapacitada con quien dormía sobre sacos de dormir, su nevera estaba vacía. No podía asistir a la escuela ni disfrutar con amigos como cualquier adolescente de su edad, ni descansar sobre una cama cómoda, ni comer tres veces al día.
A pesar de las duras adversidades que enfrentaba luchaba para ayudar a su madre a comprar alimentos y pagar el alquiler.
Un día se dirigió hasta un vecindario y visitó un supermercado Kroger, su plan era ofrecer trabajo a cambio de algún alimento.
Interceptaba a las personas para ofrecerse a llevar su compra hasta su auto, así lo hizo con Matt White, un joven que aceptó la propuesta.
“El niño parecía haber sido rechazado más de 100 veces. Parecía estar avergonzado, hambriento y cansado. Me sonreí y le dije que sí, que podía llevar mi compra y le daría los donuts que me había pedido”.
Matt vio que el adolescente no tenía teléfono móvil, lo único que tenía era un billete de autobús y una madre que lo esperaba con hambre en casa. Conmovido por su historia se regresó con él al supermercado y compró artículos de higiene, cereales, alimentos para él y para su madre.
Decidió compartir su experiencia en Facebook, porque lo que hizo por Chauncy le cambió la vida por completo:
“Así que, no hace falta decirlo, él y yo fuimos de compras. ¡Nos divertimos mucho! Conseguimos cereales, patatas fritas, y verduras congeladas, pizzas, melones, pastas, mantequilla de maní, leche, jabón, cepillos de dientes, un poco de todo”, dijo Matt.
“Chauncy me dijo que un día llegaría a ser rico y tendría sus propios negocios para poder ayudar a otras personas en su comunidad y comprarles alimentos como yo lo había hecho”, continuó.
Decidió llevar al joven a su casa y comprobó que ni siquiera tenían un sofá, ni una cama para descansar, la madre tenía una enfermedad degenerativa que le impedía caminar sin dificultad.
“Lo llevé a casa para que no tuviera que tomar el autobús y cuando llegamos a casa me sentí verdaderamente humillado. Él no estaba bromeando, no tenían nada, ni camas ni muebles, solo tenían dos lámparas y una nevera vacía”.
Matt contó que en el momento en que Chauncy y su madre vieron toda la comida que tenían no lo podían creer, estaban emocionados.
“Cuando me iba, le di un abrazo y le dije lo mucho que Dios lo amaba y que iba a crecer para ser un hombre increíble. Nunca olvidaré ese abrazo. Significó más para mí que cualquier posesión que tenga”, dijo Matt.
Pero Matt sabía que eso no sería suficiente para que el adolescente pudiera vivir tranquilo con su madre, él tenía la voluntad de trabajar, pero no contaba con las herramientas ni dinero para trasladarse.
Creó una página de GoFundMe para recaudar fondos y que así pudiera emprender su negocio de cortar el césped, lo que no imaginó es que tantas personas se conmovieran con la historia logrando recaudar más de 340 mil dólares.
Ahora Chauncy y su madre tenían una cama confortable donde dormir y cómo alimentarse adecuadamente cada día, el joven ahora había recibido la oportunidad de estudiar, y también de emprender su negocio cortando el césped para tener un ingreso fijo.
A pesar de la gran suma de dinero recaudada, Chauncy mantenía la idea de ayudar a otras personas necesitadas de su comunidad.
El encuentro entre este adolescente y el joven estudiante significó mucho para la vida de ambos, y le dieron una valiosa lección al mundo. No te vayas sin compartirla.