Los camareros de un restaurante de la playa de Illetas en Ibiza atendieron a un turista italiano de gran complexión que eligió una mesa muy cercana al mar y comenzó a pedir platos durante horas el pasado miércoles.
El turista hablaba en italiano, tal como más de la mitad de la clientela de Es Molí de Sal, y de los visitantes de Formentera.
Ingirió un plato tras otro ante el asombro del personal del restaurante, cuando terminó de comer no se dispuso a pedir la cuenta, ante esto, los camareros se la ofrecieron.
Pero él alegó que no tenía dinero para pagar lo que había consumido.
La factura superó los 400 euros, pidió dos bandejas de ostras como entrante, dos platos de pasta bogavante de primero y dos bandejas de fritura de mariscos de segundo.
Además, tomó varias botellas de vino y copas. Lo que no esperaban los camareros era que el particular cliente, que estaba solo y los dejó perplejos por la cantidad de alimentos que consumió, no estaba dispuesto a pagar.
Los empleados del establecimiento llamaron a los agentes de la Guardia Civil.
“Pensó que le íbamos a dejar marchar para evitar un escándalo, pero se equivocó de sitio”, dijo Juan Yern, juez de paz de Formentera desde hace más de 15 años y propietario del restaurante que era un antiguo molino de la salinera de la isla.
Ahora el establecimiento se ha convertido en uno de los restaurantes más concurridos y exclusivos de todo el Mediterráneo.
“A veces aparecen clientes así, que pretenden dar la vuelta al mundo de gorra”, relató. Acotó que en vista de la tranquilidad de ese cliente y la naturalidad con la que consumió varios kilos de comida esa estrategia suele salirle bien.
Esta vez no obtuvo el resultado deseado y terminó siendo detenido por la Guardia Civil. Según el nuevo Código Penal, se considera un delito leve de estafa cuando la cuantía no supera los 400 euros.
El acto que cometió el turista es penado por una multa de uno a tres meses de una cuota de seis euros diarios. La cuenta excedió los 400 euros así que tendrá que asumir las consecuencias.
“El tipo se pasó con las ostras, calculó mal, si hubiera pedido una bandeja menos se habría quedado como delito leve lo que hizo”, dijo el dueño del restaurante.
Fuentes judiciales relataron que al ser extranjero es probable que no pagara la multa establecida en caso de que hubiese consumido un máximo de 400 euros.
Al tratarse de un delito de estaba puede ser condenado entre seis y tres años de prisión. El pasado jueves quedó acreditada ante la justicia su insolvencia y quedó en libertad con cargos.
Las autoridades investigan la reincidencia de este tipo de actos, se presume que el turista lo habría hecho en al menos tres oportunidades y de ser así podrían acusarlo de delito de estafa agravado y ser condenado a seis años de prisión.
El turista eligió un lugar inadecuado para cometer el delito, los restaurantes de Illetas suelen ofrecer precios exorbitantes, como 153 euros por kilo de pescado fresco, por ejemplo.
Algunas facturas son publicadas en las redes haciéndose virales, tal como la de ese caso, en el que una pareja pagó 337 euros por la cuenta incluyendo el kilo de pescado fresco.
En ese paradisíaco lugar, visitado por figuras públicas y personalidades de Hollywood protagoniza este incidente que ha causado revuelo en las redes. Compártelo.