Una enfermedad terminal es algo que nadie quiere vivir, realmente es una situación nada fácil de sobrellevar, pero son muchos los que han dejado un legado en su lucha por alcanzar sus sueños y no dejarse vencer.
Es el caso de Renee Semana, mujer y madre que fue diagnosticada con cáncer de mama en etapa 4 en el 2014, y desde entonces decidió usar el tiempo que le quedaba para correr seis maratones en las ciudades de Nueva York, Chicago, Boston, Berlín, Tokio y Londres.
Todos esos maratones constituyen el Abbott World Marathon Majors, la colección de los maratones más prestigiosos del mundo.
Según la organización, desde 2006 solo unas 6.500 personas han realizado las seis pruebas, incluida Renee, quien completó el Maratón de Londres, su última carrera en abril.
David Seman de 48 años, esposo de Renee reveló que ella, quien lamentablemente murió el 29 de enero, despertó el interés y apoyo de los corredores y sobrevivientes del cáncer.
“Desde el momento en que fue diagnosticada Renee supo que su enfermedad era incurable y estaba decidida a aprovechar su tiempo al máximo”, reveló su esposo David.
Renee lució con mucho orgullo las medallas de los maratones de Nueva York, Chicago, Boston, Berlín, Tokio y Londres.
Renee dejó un gran legado el mundo, especialmente a su hija Diane de 6 años, quien vive en Long Island con su padre.
Melissa Ring, directora de regulaciones y cumplimiento en la Organización Nacional de Hospicios y Cuidados Paliativos, durante más de 20 años, dijo que generalmente los pacientes que luchan en contra de una enfermedad terminal hacen una lista de los objetivos que desean lograr antes de morir.
Melissa añade que algunos pacientes ven cómo sacarle el máximo provecho a lo que tienen y cómo pueden mejoran la calidad de su vida en ese momento.
“A veces puede tratarse de cosas que la gente no ha terminado de hacer aunque realmente quieran lograrlo”, dijo Melissa.
David dijo que cuando fue diagnosticada estaba corriendo entre 5 y 10 kilómetros como entrenamiento para un medio maratón en Brooklyn.
Renee se enfocó en pasar el mayor tiempo posible con su hija y ganar la medalla «Six Star Finishers del Abbott World Marathon Majors».
“Era algo que deseaba lograr. Solo pensé que, si esto era algo que quería hacer, tenía que hacerlo ahora. Me inscribí y pensé ‘¿Qué acabo de hacer?’, me estaba volviendo loca”, dijo Renee en su momento.
Después de un poco más de un año, en noviembre de 2015, Renee corrió su primer maratón, en Nueva York.
Chicago fue su siguiente maratón en 2016; luego Boston en 2017; Berlín en 2018 y en 2019, Renee corrió sus últimos dos maratones, en Tokio y Londres, con ocho semanas de diferencia.
Lograr eso exigió un entrenamiento constante mientras ella se sometía a la quimioterapia. Renee nunca paró ni entró en pánico, al contrario, después del maratón de Berlín comenzó a trabajar con la entrenadora Daphne Matalene, de 46 años.
“Su objetivo no era ganar, ni siquiera quería correr más rápido”, dijo Daphane, quien ha corrido cinco de los seis maratones.
Daphane creó un régimen de entrenamiento que se ajustaba al programa de tratamiento de Renee.
Ella corría por la mañana y por la tarde recibía tratamiento de quimioterapia. Días después, una vez que se recuperaba hacía una carrera larga de 19 a 25 kilómetros.
“Ella sabía que no iba a estar aquí mucho tiempo, pero todavía no iba a rendirse. Ella quería que su hija viera en su madre a alguien que fue realmente fuerte e hizo cosas difíciles”, dijo David Seman
Comparte la inspiradora historia de Renee, quien no descansó hasta lograr lo que se había propuesto. Cómo dijo su esposo «el cáncer la venció, pero ella siempre lo intentaba y estaba determinada”.