Nacemos, envejecemos y morimos. Es este un proceso naturalmente humano. Es más, el solo hecho de llegar a una edad y ser una abuela es ya un privilegio para muchas mujeres. A Candace no le importa mostrarse tal y como es.
Después de aparecer en varias fotografías vestida como una quinceañera, segura de sí y exponiendo su cuerpo, a Candace le sobran las críticas. Sin embargo, tal y como ella misma ha dicho, es su derecho usar la ropa que más le gusta.
Esta abuela moderna muestra su cuerpo tal y como es a sus 75 años
“Es mi derecho elegir cómo quiero vestirme”, dice Candace cuando la gente la juzga por enseñar de más, pasados los 70 años.
Debido a los prejuicios y estereotipos que existen en la actualidad, muchas mujeres no se permiten mostrar el paso de los años por su piel, creyendo que deben permanecer jóvenes y perfectamente estilizadas de por vida.
No obstante, al igual que Candace Leslie Cima, son muchas las mujeres mayores empoderadas que invitan a otras a través de las redes sociales a vivir su vejez con dignidad.
“Vivir la vejez y tener una edad forma parte de la vida humana. No se trata, en ningún caso de un límite”, observa la abuela septuagenaria.
En tanto, las críticas le han granjeado una enorme fama a Candace, quien ya ronda los 75 abriles. La valiente y decidida dama se muestra orgullosa de sus años de experiencia y se viste con accesorios bastante modernos.
Los años no la limitan, mucho menos los comentarios en contra de los que ha sido objeto. Debido a su forma de vestir, la bella mujer ha tenido que defenderse en más de una ocasión de las lenguas viperinas y mal intencionadas
De hecho, Candace recibió un comentario en las redes sociales con respecto a su vestimenta elegante con una camiseta sin mangas:
“Tienes 60 años, no deberías usar eso, ya no estás en edad”.
A lo que la mujer respondió: “En realidad tengo 75”.
La altiva y orgullosa Candace cuenta con un blog en el cual publicó un artículo titulado «El derecho de la mujer de mostrar los brazos». En él explica cómo muchas veces le escriben diciéndole que, a su edad, no debería permitírselo.
La abuelita también señala que, en el pasado, hubo otras reglas con respecto a la vestimenta de las mujeres que, a día de hoy, parecen absurdas. Por ejemplo, en el siglo XIX no era aceptable para una dama mostrar los tobillos en público.
Ya en las primeras décadas del siglo XX, ir sin sombrero era considerado de pésimo gusto, mientras que, en los años cuarenta y cincuenta, a las mujeres se les exigía usar guantes.
El tema es uno solo para Candace: ella pelea por su derecho a elegir la ropa que más le guste usar sin ser juzgada injustamente por nadie. Y es que, a su edad, es natural tener arrugas y la piel flácida, ¿O no?
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“Deberíamos decidir solos si avergonzarnos de nuestro proceso natural de envejecimiento o no, y no permitir que otros nos hagan sentir menos de lo que somos”, sentenció.
Candace recuerda una frase que le decían en su familia: “envejecer no es para niñas”, palabras que, ahora, a sus más de 70 años de edad le parecen verdaderamente incomprensibles.
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A día de hoy, más bien las interpreta de otra manera. Y es que, en realidad, la vejez es un proceso de madurez, de valentía y, sobre todo, de muchas experiencias y estados emocionales que realmente no son para menores.
Esta historia nos demuestra que, las arrugas son solo la sombra de una sonrisa, que la edad debe contarse por los momentos gratos, por los amigos y no por los años, que envejecer es obligatorio e inevitable, pero, crecer es lo principal.