Para muchas personas, el recuerdo de su primer vehículo es algo inolvidable. Representa una serie de remembranzas del esfuerzo que tuvieron que hacer para obtenerlo. Las horas de arduo trabajo, los ahorros, centavo a centavo, y la ilusión de poder sentarse al volante y hacer de su vida una más confortable.
Para los brasileros, el Volkswagen Beetle escarabajo es uno de los autos más usados y preferidos por los conductores, y para Orlindo Rodrigues, un ebanista retirado de 71 años de edad, quien vive actualmente en Tapejara, en Rio Grande do Sul, Brasil, no es la excepción.
Tenía uno de estos modelos en 1975, pero tuvo que venderlo ocho años después, en 1983, para instalar su propia carpintería. Sin embargo, nunca olvidó aquel viejo vehículo que le dio tantas satisfacciones y momentos de alegría en compañía de su esposa y su hija.
Entonces, para sorprenderlo, su hija Gabi, residenciada en Connecticut, Estados Unidos, decidió traer de vuelta al antiguo mejor amigo de cuatro ruedas de su padre. Ella dice que no recuerda con claridad el auto, pero siempre escuchó algunas historias de su padre y él. Orlindo siempre expresó su deseo de recuperar aquel escarabajo rojo.
“Siempre escuché las historias sobre el escarabajo rojo de mi padre, así que siempre fue parte de mí. Cuando lo vendió, le hizo prometer al hombre que lo compró que si lo iba a vender se lo ofreciera. Pero nunca sucedió”, dijo Gabi.
De este modo, la joven se empeñó en buscar hasta encontrar al propietario para hacerle una oferta que no pudiera rechazar. Gabi cuenta que la idea no fue suya, en principio, sino que surgió de su esposo, Edi Paulo da Silva, para celebrar por todo lo alto el cumpleaños número 70 de Orlindo.
Sin embargo, la tarea no fue para nada sencilla. El propietario actual no quería vender el escarabajo por ningún motivo. Parecía que nada lo haría cambiar de opinión, pero, pese a la resistencia, Gabi no se rindió.
“Hicimos varias ofertas, pero él no aceptó. Sin embargo, mi esposo y yo no nos dimos por vencidos”, recordó.
Desafortunadamente, el dueño del escarabajo rojo murió a causa del coronavirus. Las hijas del occiso se comunicaron con Gabi, a sabiendas de que esta se encontraba muy interesada en la recompra del vehículo. Finalmente, lograron cerrar el trato a principios de junio del año pasado.
Desde los Estados Unidos, Gabi se comunicó con su primo, Edsomar Franz, para que la ayudase a hacer los trámites de restauración del automóvil. Según ella, el Beetle sufrió graves daños por los años de uso. Incluso desde la distancia, quería asegurarse de que estuviera impecable para su padre. Insistió en regresar a Brasil a fin de año, solo para entregarle el regalo.
Al recibir el auto, Orlindo no pudo aguantar la emoción y comenzó a llorar. Nunca esperó ver una sorpresa de ese tamaño. Pero, además, como si fuera poco, la emoción fue aún mayor cuando tuvo por fin a su familia reunida después de 22 largos años. El hombre, sencillamente se quedó pasmado, sin palabras por tan hermoso detalle.
Por su parte, Gabi se negó a revelar cuánto gastó en adquirir y restaurar el Beetle. Según ella, la felicidad de su padre no tiene precio. El reencuentro de su papá y su querido bocho, 37 años después bien valió cada real. Qué regalo tan extraordinario y qué hija tan amorosa, ¿no es así?
Definitivamente, no hay palabra ni pincel que logre reflejar el amor que un hijo siente por su padre. Comparte esta historia de amor por los padres con tus seres queridos.