En el pueblo de Salinas en república Dominicana, una de cada 90 niñas poseen una rara enfermedad que resulta en un cambio drástico de su vida para siempre.
Son conocidas como los “Güevedoce” y aunque nacen como niñas realmente son varones. Se trata de una rara enfermedad genética, un desorden que surge en el momento de la concepción y durante las primeras semanas de desarrollo embrionario.
Salinas de Barahona es famosa por esta extraña afección tan común que ya es algo integrado a la vida diaria de la comunidad.
Estos niños nacen con genitales externos femeninos aparentes pero una vez que llegan a la pubertad sus genitales verdaderos o masculinos empiezan a desarrollarse, solo que a un grado muy por debajo de lo normal en niños de su misma edad.
En la adultez estos chicos son hombres con órganos funcionales como cualquier otro, aunque algunos deciden operarse para permanecer como mujeres.
Aquí tienen un grupo de niños que legalmente fueron presentados como niñas, que fueron criados como niñas y de repente empiezaron a desarrollar órganos masculinos.
¡Es terrible! Su identidad sufre un choque muy fuerte y en ese momento las hormonas cambian su ser para siempre.
En adelante los niños retoman su identidad masculina pero son muy perjudicados por su entorno social.
Sus compañeros los rechazan, las chicas no los consideran verdaderos hombres cuando las pretenden y los chicos tampoco los quieren como parte de su grupo.
Un caso muy particular es el de Johnny, él es uno de estos “Güevedoces”. Cuando llegó al mundo él era Felicita.
Su madre recibió con los brazos abiertos a la niña que había llegado a su vida. Pero aunque siempre fue un poco “masculina” Felicita era una niña para todos. Entonces el destino lo alcanzó.
A partir de los doce años Felicita empezó a notar algo que cambiaba en su cuerpo. Los testículos fueron lo primero pero se mantuvieron dentro de su cuerpo.
Desde entonces su problemas continuaron agravándose, su madre no entendía ni quería aceptar lo que estaba sucediendo.
Sus amigos lo rechazaban, su familia le daba la espalda. En una comunidad con muy poca educación Johnny era acusado de ser un demonio, el diablo mismo o de estar poseído.
Y su cuerpo le fallaba, justo en la adolescencia que es un momento tan vulnerable para los jóvenes.
Solo imaginen, tu piel hecha un desastre, tu voz te traiciona, tu humor está completamente descontrolado, los mayores se ríen de ti y encima “te crece un miembro sexual que te define completamente diferente de lo que pensabas que eras, ¡Es demasiado!
La historia de Johnny capturó la atención de un noticiero local, intrigados por la extraña situación de estos “machihembras” que abundan en Salinas.
Ellos entrevistaron al chico, conocieron su historia y conmovidos por su sufrimiento se propusieron a ayudarle.
Con ayuda de un grupo de medicos desinteresados que donaron su tiempo y esfuerzos Johnny recibió la ayuda que necesitaba.
En los años 70 la Dra. Dr Julianne Imperato descubrió que es lo que causa esta afección. Se trata de la deficiencia de una enzima llamada 5-α-reductasa.
Por asombroso que parezca el estudio de esta población ayudó a descubrir cómo es el origen de la vida embrionaria y a crear medicamentos para tratar problemas de próstata y calvicie.
La vida de este chico empezó a cambiar, y aunque quedan aún muchos problemas en su camino él se propone afrontarlos con valentía y esperanza.
Otro ejemplo de esto son los jóvenes Gaudín, Carla y Katherine. La madre de Gaudín, de 2 años de edad se enteró que tiene testículos por un estudio ecográfico que le tuvieron que realizar.
A pesar de esto decidió seguirlo tratando como niña porque para ella, es una niña.
Carla de 9 años comenzó a cambiar hace un año. Su mamá se dió cuenta de sus cambios de humor, de sus preferencias al jugar y de que la forma de su cuerpo eran masculinas.
Carla nunca ha estado interesada en las cosas de niñas, no quiere que le hagan moños y ha pedido un cambio de corte de cabello.
En su caso es más fácil porque ya hay otro “Güevedoce”, su primo Katherine. Él ya hizo el cambio pero aún no escoge otro nombre.
Carla ha cambiado su aspecto para de ahora en adelante ser llamada Carlos.
Su madre está impactada, espera que el cambio le ayude a que lo reconozcan como él quiere pero admite que lo ama tal y como es.
En su escuela las autoridades se han reunido para aceptar al nuevo Carlos y pedir el mejor de los tratos en esta etapa de transición.
Johnny, Katherine y Carlos han encontrado su camino pero así como ellos quedan muchos otros chicos que necesitan ayuda.
Aún queda por esclarecer cuál es la razón de esta extraña afección en esta localidad para prevenirla en el futuro.
Comparte si te has quedado tan impactado como nosotros con este extraño caso de los “Güevedoce”.