Hay historias que merecen la pena contar pues nos demuestran que el ser humano es capaz de luchar aun en las peores adversidades, muestran su fuerza de voluntad, apoyo, amor y ganas de vivir.
Esta es la historia de Liam Derbyshire, que al nacer fue diagnosticado con una enfermedad llamada Síndrome de hiperventilación central congénita.
Los doctores dijeron que no viviría más de 6 semanas y 17 años después ha demostrado que sí fue capaz de vivir y además de ser feliz.
Son muy pocas las personas que sufren esta enfermedad, según estudios, solo cerca de 1500 personas la padecen, algunos la conocen también como la maldición Ondina.
Esta enfermedad afecta al sistema nervioso central y autónomo de Liam, puede causarle la muerte si este duerme de forma espontánea. Es posible que deje de respirar repentinamente mientras duerme.
Cuando dicen que es la maldición Ondina, se refieren a una ninfa que pertenece a la mitología germánica, según su historia, un mortal le juró su amor a la ninfa en cada aliento.
Pero cuando Ondina descubrió que le fue infiel lo maldijo, con una amenaza cruel, el hombre no podría volver a dormir y si lo hacía, moriría. El hombre no pudo más y murió al estar rendido de cansancio.
Liam duerme, pero para lograr sobrevivir a cada noche deben conectarlo a un ventilador, sin él, sería imposible que siguiera vivo. Por lo cual, despertar para él cada día es un gran logro y una nueva oportunidad para ser feliz.
Sin embargo, este síndrome que padece le afecta todas sus funciones básicas, entre ellas el ritmo cardíaco, la respiración y la presión sanguínea, así que, al despertar tiene que luchar para que no perder el control de su cuerpo.
Su padecimiento le ocasiona un alto riesgo de daño a sus órganos, en especial el cerebro, esto le ha ocasionado dificultades de aprendizaje, pero lo peor de todo es que con esa enfermedad nunca saben lo que le va a suceder a Liam, puede convulsionar en cualquier momento o colapsarse.
Todo en su vida ha sido adaptado para sobrellevar esta enfermedad, tiene una cama eléctrica que cuenta con una placa sensorial, la cual es capaz de detectar espasmos, pero también activa el ventilador al que se conecta cada noche con una mascarilla para que su cuerpo no deje de respirar.
Dicho ventilador ejerce une presión positiva a sus pulmones obligando a su cuerpo a exhalar, pero requiere de una atención continua por si algo sale mal.
Este caso ha desafiado muchas expectativas médicas, su familia dice que es como ir a ciegas ante la situación tan particular de Liam tras haber sobrevivido tantos años.
«No se sabe cuál es su estado mental, la verdad» dice Peter, padre de Liam. «Desconocemos el alcance, no sabemos donde empiezan y donde terminan sus capacidades».
La habitación de Liam siempre ha parecido una habitación de hospital pero tratan de llenarla de juguetes y cosas que llaman su atención para que él se sienta a gusto. Su gran pasión son las construcciones de piezas de Lego.
Por su parte, la madre de Liam Kim asegura que es un adolescente como cualquier otro: «irritante y gruñón». Todos sus familiares se esfuerzan para que lleve una vida social normal, lo motivan a diario.
«Nadie puede asegurar cuál es su esperanza de vida, pero algo es seguro, si hubiéramos escuchado a algunos doctores, Liam no estaría vivo ahora«.
«Nunca pensamos realmente que llegaría a vivir tantos años, pero Liam no puede tener queja alguna de la vida que lleva. Es la prueba viviente de que siempre hay esperanza«.
Es verdad que esta historia es capaz de alentar a muchas personas que se enfrentar a diagnósticos complicados. Pero la familia, amigos y una gran fuerza de voluntad pueden hacer la diferencia entre la vida y la muerte.
Comparte esta historia que nos hace recuperar la esperanza.