Tener una enfermedad terminal ya de por sí es algo muy difícil de sobrellevar, y poder cumplir un último deseo es como un alivio en ese duro transitar.
Afortunadamente, algunos de estos pacientes pueden ver realizado su último anhelo gracias a Kees Veldboer, un ex-paramédico holandés de 60 años que compró una flota de ambulancias para ayudar a que estas personas pudieran cumplir uno de sus deseos finales.
Esta idea se le ocurrió a Kees cuando trasladó a un paciente de un hospital a otro y hubo una demora, y le preguntó a dónde quería ir, el paciente respondió que soñaba ir al puerto de Rotterdam Harbour, y ex-paramédico no solo lo llevó allí, sino que también preparó todo para que, una vez más navegara en su camilla.
Un año después creó junto a su esposa, Ineke de 61 años la Fundación Ambulancia del Deseo, Sticthing Ambulance Wens – Ambulance Wish Foundation, un voluntariado mundial que se ha enfocado desde hace casi dos décadas a cumplir deseos de enfermos terminales.
Kees reveló cómo ha cumplido los deseos de más de 14.000 pacientes con enfermedades terminales.
Varios de los pacientes han pedido ir a ver exposiciones de arte.
Otras personas han pedido como último deseo ir a las montañas suizas o a algún lago.
“Para nosotros es muy agradable ver su felicidad y para ellos es algo muy especial», dijo Kess.
«Hemos conducido a personas por miles de kilómetros, incluso a otros países, y los hemos llevado a lugares realmente increíbles”, dijo Kess.
La fundación intenta cumplir sus últimos deseos, no importa cuán extravagantes puedan ser.
Kees y su esposa recuerdan con emoción el deseo de una mujer que fue trasladada a un hospicio para recibir cuidados paliativos después de ser diagnosticada con una enfermedad terminal y permanecer ingresada en el hospital durante varios meses.
«Todo lo que ella quería era ver su casa por última vez. La llevamos allí y estuvo parada durante una hora mirando a su alrededor», dijo Kees.
«Dos días después murió, fue un deseo tan hermoso, tan simple, pero tan significativo para ella», reveló Kees.
Kees también se las arregló para que dos fanáticos del fútbol vieran un juego una vez más.
Gracias a esta gran labor una abuela con una enfermedad terminal pudo conocer a su nieto recién nacido.
Mientras que otra asistió a la boda de su nieto.
«El haber sido conductor de ambulancias y haber visto a personas en situación extrema me fortalecieron emocionalmente», admite Kees.
La ambulancia del deseo también llevó a un hombre a su última exhibición de autos.
Y es que la fundación les ofrece a los pacientes algo que los familiares no pueden hacer porque en la mayoría de los casos, los pacientes están inmóviles y requieren atención médica permanente.
La organización cuenta con 270 voluntarios con capacitación médica, en caso de emergencia.
“No solo se trata de ayudar al paciente, también ayudamos a sus familiares y amigos a crear hermosos recuerdos”, añadió Kees.
En Stichting Ambulance Wens saben que no pueden mejorar a los pacientes, pero sí pueden darles mucha alegría en sus últimos días y eso es lo más especial.
Todo lo que hacen para cumplir los deseos de los pacientes tiene un objetivo en común: «regalar felicidad». Comparte esta maravillosa labor llena de amor y generosidad.