Cuando Joanne Reilly recibió la noticia de que sería mamá de gemelos no cabía en sí de alegría. Las primeras semanas transcurrieron con mucha tranquilidad así que pensó que se trataría de un embarazo relativamente sencillo.
No podía imaginar que sus pequeños llegarían al mundo mucho antes de lo esperado e incluso con dos días de diferencia entre ellos.
Joanne vive en la ciudad de Swinton en el Reino Unido.
Fue un parto complicado y la salud de sus bebés hizo que los médicos trabajaran incansablemente para brindarles una nueva oportunidad. A las 24 semanas de gestación, Joanne rompió aguas.
Apenas llevaba un poco más de la mitad del tiempo del embarazo pero se trataba de una clara señal de que los bebés ya estaban decididos a llegar al mundo.
“Tuve un chequeo una semana antes de romper aguas y todo parecía marchar en orden”, recuerda Joanne.
Ella y su esposo se dirigieron de inmediato al hospital y un par horas después había nacido Dylan. Su estado de salud era muy delicado y los médicos lo estuvieron reviviendo a lo largo de 30 minutos.
“Fue muy traumático. Trataba de enfocarme en él, pero también sabía que tendría que volver a pujar porque en cualquier momento llegaría el segundo bebé”, explicó Joanne.
Todo parecía indicar que el bebé Dylan no lograría sobrevivir. Sin embargo, los médicos no estaban dispuestos a rendirse y finalmente lograron mantenerlo estable. Mientras tanto, las horas pasaban y el segundo bebé no llegaba.
Las contracciones de Joanne no regresaron y los médicos le dijeron que lo mejor sería esperar para versi el segundo bebé podía completar el período de gestación.
Joanne tiene 32 años de edad.
La agotada madre se encontraba muy confundida y tuvo que volver a casa mientras Dylan seguía bajo cuidados intensivos.
“De alguna forma, quería que Oscar también naciera. Era raro tener a uno de ellos adentro de mí y al otro no. Ni siquiera sabía que eso era posible”, recuerda Joanne.
Tan sólo dos días después, las contracciones volvieron. Joanne no contó con el tiempo suficiente para llegar al hospital y terminó dando a luz con la ayuda de un policía.
El bebé Oscar nació 48 horas después que su hermano mayor. También necesitó permanecer un tiempo en el hospital pero logró recuperarse mucho más rápido.
“Son muy unidos. No logran dormir si no están juntos. Si uno sale de la habitación, el otro comienza a llorar”, dijo Joanne.
Joanne no pudo alzar entre sus brazos a sus bebés sino hasta dos semanas después cuando ya se encontraban fuera de peligro. Los hermanitos gemelos tuvieron que permanecer separados mientras recibían tratamiento y se reencontraron al cumplir los tres meses de edad.
Es un alivio que estos bebés se encuentren sanos y salvos. No dudes en compartir la historia de los curiosos gemelos que no compartirán el día de su cumpleaños.