Grace Cassar y su novio Chris Cruseno podían estar más emocionados con la llegada de la pequeña Ivy-Winter, que debía nacer en mayo de este año.
Grace, de 23 años y Chris, de 28, viven en Brisbane, Australia
Todo marchaba con normalidad hasta que en una visita al ginecólogo, el pasado 1 de marzo, les dieron la devastadora noticia: el corazón de Ivy-Winter dejó de latir a las 29 semanas.
Les dijeron que le inducirían el parto a Grace el 4 de marzo paradar a luz a su bebé sin vida.
«Estaba plenamente consciente de que estaba a punto de dar a luz a mi primer bebé. Saber que mi niña estaba sin vida dentro de mí, no poder sentir su patada o movimiento durante esas tres noches fue muy desgarrador y algo que espero que nadie tenga que pasar», dijo Grace.
Sin embargo, en medio del dolor, la pareja estaba emocionada con verle la carita y conocer a su pequeña.
«Recuerdo llorar histéricamente, rogándole a las parteras que no se llevaran a mi bebé cuando salió. La partera me decía: «Todo va a estar bien» y mi respuesta fue: «¿Cómo? Nada está bien, mi bebé está sin vida», recuerda Grace.
Sentía que había fracasado como madre al no poder proteger a su pequeña.
«En esos primeros minutos, no importaba que mi bebé no tuviera un latido del corazón, estaba simplemente enamorada de este humano que Chris y yo habíamos creado. Cuando tuve que sostenerla fue como si todo el dolor en mi corazón se detuviera por un momento y todo lo que sentí fue puro amor y admiración por mi bebé recién nacida».
«Me enamoré aún más de Chris viendo lo enamorado y asombrado que él también estaba de Ivy»
«Lloré por lo hermosa que era y lo enamorada que estaba nuestra familia con este pequeño ángel. Luché por ver cuánto dolor y amor había en los ojos de Chris. Sentí que le había fallado como mujer», reflexiona la madre.
El Hospital Universitario Sunshine Coast le dio a la familia la oportunidad de tomarse fotos profesionales con su hija después del parto, sería su único recuerdo y aceptaron hacerlo antes de cremarla.
La pareja decidió ponerle un nombre más: Ivy-Winter Angel, definitivamente era su pequeño angelito.
Grace cuenta que le impactó ver lo perfectamente formada que estaba. «Merecía ser tratada como cualquier otro padre emocionado que espera un bebé recién nacido trataría a su hijo», dijo la devastada mujer.
La pareja tuvo las fotos más emotivas de la pequeña que ahora no paran de ver cada segundo, también le tomaron huellas de sus manitas y pies y el hospital les dio una caja de recuerdos.
Grace y Chris nunca supieron qué le pasó a su bebé, a las 20 semanas simplemente estaba un poco más pequeña de lo normal. Ahora los médicos están analizando el informe forense para determinar su posible causa y así poder diagnosticar a tiempo los embarazos futuros de Grace.
Fotos anteriores revelan lo felices que estaban y cómo se estaban preparando para la llegada de su bebé
Después de haber disfrutado de la presencia de Ivy-Wiinter Angel, llegó el momento de separarse de ella y tuvieron un funeral íntimo con amigos cercanos y familiares. Y después la cremaron.
«Me sorprendió ver el impacto que tuvo Ivy en todos, no había un ojo seco, incluso el celebrante estaba llorando», dijo Grace.
«Intentamos celebrar lo feliz que su existencia nos hizo a todos y la emoción de su viaje. Algunos días lloramos todo el día abrazando los peluches de Ivy, otros días odiamos el mundo».
Ha aprovechado su experiencia para advertir a las personas que le dicen que las cosas han sucedido por una razón:
«Lo siento pero no, no hay nada positivo que pueda encontrar en todo esto. Entonces, explícame qué razón justificada puede haber para que mi hija haya sido sacada de esta tierra. El bebé que estás expulsando sigue siendo tu hijo y siempre lo será», concluye.
Comparte este desgarrador testimonio con tus amigos, muchas mujeres pueden pasar por lo mismo y es preciso empatizar con ellas, su dolor es indescriptible.