Durante el embarazo el cuerpo de la mujer sufre diversos cambios, por ese motivo el bulto que Jade Devis, de 36 años, detectó en su seno fue descartado como peligroso en un primer instante. La mujer de California estaba a la espera de su bebé y un radiólogo diagnosticó el bulto como un pequeño cambio como parte de su embarazo.
No obstante, Jade presionó y fue sometida a una biopsia para finalmente recibir un duro diagnostico: un cáncer de mama triple negativo en etapa 2.
En marzo de 2019, recibió la devastadora noticia. Sólo entre un 10 y 20% de los cánceres son cáncer de seno triplenegativo, un tipo bastante agresivo y con pronóstico incierto, ya que su crecimiento no es impulsado por las hormonas estrógeno y progesterona, o por la proteína HER2, por lo que no responderá a los medicamentos de terapia hormonal.
Este tipo de cáncer puede extenderse más allá del seno y tiene mayor reincidencia a repetirse aún después de que el paciente haya entrado en remisión.
Frente a este panorama, no sólo la vida de Jade estaba en peligro sino la de su neonato y los médicos recomendaban interrumpir el embarazo para que ella pudiese recibir el tratamiento adecuado y evitar complicaciones con su enfermedad.
«No sabía cómo me sentía sobre el embarazo hasta que me dijeron que no debía continuar con él. Fue en ese momento en que surgió algo dentro de mí: quería mantener a mi bebé porque no permitiría que un extraño me decidiera el destino de mi hijo», confesó la feliz madre.
Durante los meses siguientes al diagnóstico, Jade se sometió a un tratamiento de tumorectomía y varias rondas de quimioterapia. Cada día fue un nuevo desafío para ella pues no sabía qué pasaría con su bebé tras los medicamentos que estaba recibiendo pero decidió “abandonarse a Dios”.
Y su fe y decisión le ha dado la más grande de las recompensas: en julio vio por primera vez el rostro de su bebé Bradley a quien considera un milagro.
El pequeño nació completamente sano, aunque a Jade le quedan un par de sesiones de quimioterapias y se espera que termine con ellas a finales de noviembre. Confiemos en que esta guerrera pueda recibir la noticia de que ha vencido la batalla y esté preparada para vivir la vida al lado de su criatura.
“Es surrealista recordar que mi embarazo tuvo un elemento de miedo extraordinario. Me siento bendecida cuando miro a mi hijo, y no puedo pedir más que eso”, confesó Jade.
Sin duda, el recuerdo de su embarazo será algo que la marcará por siempre pero no sólo con temor sino para recordarle lo fuerte y afortunada que es. Pasar por un tratamiento de quimioterapias es difícil para cualquiera, más aún si se está a la espera de una criatura pero esta mujer ha logrado traspasar todas las barreras y su pequeño milagro llegó sano a su vida.
Por favor comparte la historia de Jade e invita a las personas a no perder la fe. Aunque la prueba sea difícil, siempre habrá una luz y esperanza al final del túnel. ¡Comparte y alienta a todos a no tirar a toalla!