Ser solidario implica ayudar y preocuparse por los demás, y los niños no tienen límites a la hora de tener empatía por quienes están a su alrededor. En una sociedad tan individualista como la que vivimos, en la que cada persona lucha por su propio interés, es bueno que nuestros hijos cultiven el valor de la solidaridad. Quien es solidario de pequeño, lo será en el futuro.
Daniel Hunt y el rostro de la felicidad
En nuestra historia de hoy conoceremos a Daniel Hunt, de Tennessee, Estados Unidos, un niño cuyo hogar fue arrasado por un voraz incendio que convirtió en cenizas todas las pertenencias de la familia.
Sin embargo, sus compañeritos de escuela decidieron organizar una colecta de juguetes para hacer más llevadera y menos traumática la vida del pequeño Daniel.
El niño se presentó a sus clases, como de costumbre, sin siquiera sospechar la sorpresa que sus amigos de la escuela primaria le tenían preparada.
Al entrar a la sala, el pequeño Daniel no pudo contener su emoción al ver una enorme pila de juguetes apiñados en el medio del salón y entre gritos de felicidad y agradecimiento llamó a todos para que le acompañaran en un emotivo abrazo grupal.
“¡Me encanta! Todos vengan aquí”, llamó Daniel a sus amigos
Por su parte, la consejera escolar Kelly Jones aseguró con lágrimas en los ojos lo increíble que fue presenciar esta hermosa escena de los niños de tercer grado juntando juguetes en secreto para su amigo.
“Fue increíble ver la emoción que estos niños de tercer grado tenían mientras juntaban juguetes en secreto. Durante toda la semana, no pararon de hacerle muestras de amor.Todossostenían las puertas para él, preparaban un lápiz para él cada mañana, bajaban la silla del escritorio para que se sentara y lo rodeaban en el recreo”, aseguró la maestra.
Como vemos, sin lugar a dudas, es mucho lo que los adultos tenemos que aprender de este grupo de niños, hay cosas que jamás debemos olvidar y, sobre todo, mucho lo que debemos conservar, como, por ejemplo, el caro valor de la reciprocidad y la empatía con el que sufre.
Lo creas o no, esta es solo una de las cosas que puedes aprender de los niños. Ellos están llenos de entusiasmo cada minuto y cada día.
Están repletos de imaginación y creatividad. Sus mentes son libres y no tienen prejuicios. Se enfrentan a su cotidianidad con tanta energía, inocencia y corazón como deberíamos hacerlo los adultos.