El científico David Goodall muere tras suicidarse con la asistencia de una clínica suiza

David Goodall murió a los 104 años mientras escuchaba Beethoven junto a sus nietos después de recibir una sustancia letal en una clínica en Suiza.

El científico australiano, un reconocido botánico y ecologista, viajó a Suiza para ser sometido a la eutanasia este jueves en un centro clínico de Basilea.

Eternal Spirit es la fundación que le ayudó a morir, informaron que sus últimos minutos los pasó escuchando la Novena Sinfonía de Beethoven y acompañado de sus familiares.

David Goodall deja un legado de decenas de trabajos de investigación, colaboraba en revistas especializadas en ecología. Fue profesor e investigador de la Universidad Edith Cowan de Perth y en 2016 protagonizó muchas noticias cuando la institución le pidió que abandonara el cargo porque sus desplazamientos representaban un grave riesgo.

Él se opuso, y la comunidad internacional y miles de personas lo apoyaron, así que la institución educativa se retractó.

En un comunicado, la organización informó que le administraron Nembutal, el mismo barbitúrico que terminó con la vida de Marilyn Monroe.

“El doctor Christian Weber colocó una cánula en el brazo de David, porque eligió morir tras recibir una inyección letal, así que el médico giró la rueda para que la solución fluyera por su torrente sanguíneo.

David se quedó dormido en pocos minutos y falleció poco después aproximadamente a las 12:30”, relató la organización.

Asimismo, agregaron que el científico expresó su deseo de que su cuerpo fuera donado a la medicina y en caso de que no fuera así, pidió que sus cenizas fueran esparcidas. No quiso tener un funeral ni una ceremonia para rendirle homenaje.

“David no cree en la otra vida”, reza el comunicado.

El científico fallecido ofreció una rueda de prensa poco antes de su muerte en la que dijo que esperaba que su muerte hiciera que las cosas cambiaran en su país y que se permitiera que las personas mayores pudieran decidir cuándo y en qué lugar desean morir.

David Goodall no padecía una enfermedad terminal, pero alegó que su calidad de vida ya no era la misma. “No soy feliz, quiero morirme. No es particularmente triste”, esas fueron sus palabras durante la celebración de su cumpleaños 104 el pasado mes de abril ante un medio de comunicación australiano.

“Lo que es triste es que me impidan morir. Mi sentimiento es que una persona mayor como yo, debe beneficiarse de sus plenos derechos de ciudadano, incluido el derecho al suicidio asistido”.

La eutanasia es ilegal en casi todos los países del mundo, en Australia la legislación la aprobó el año pasado pero la ley entraría en Vigor en 2019 y bajo la condición de que sea practicada solo en pacientes con enfermedades terminales que tuvieran un pronóstico de vida de menos de seis meses.

EP

La fundación Eternal Spirit se ha dedicado a apoyar a aquellas personas como David que claman por recibir el suicidio asistido y aseguran haberlo hecho al menos con cuarenta ciudadanos.

La petición de David Goodall causó revuelo y polémica en la opinión pública, finalmente logró su cometido y espera que modifiquen la legislación de su país, ¿tú qué opinas? ¡Comparte esta noticia!

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