Desafortunadamente, son muchos los niños y jóvenes que nunca han conocido la estabilidad emocional y la comodidad de vivir en una familia amorosa.
Si bien, la adopción es un tema que ha tomado mayor relevancia en los últimos años, poco se habla sobre darle una nueva y mejor oportunidad a miles de jóvenes adultos en situación de vulnerabilidad que desean experimentar sentirse amados y ser parte de una gran familia.
Casey es de Athens, Texas.
Casey Douglas es una de esas mujeres que desde muy joven decidió no tener hijos biológicos, no porque no le gustaran los niños, sino porque quería ayudar a tantos jóvenes abandonados como sea posible.
Por eso, cuando conoció a su esposo decidió que quería llevar acabo esa idea que desde joven le rondaba en la cabeza: adoptar y ayudar a los más vulnerables.
“Después de 3 años de matrimonio, teníamos que apostar por todo. Poco a poco comenzamos a introducir la idea de acoger y adoptar. Conocimos a muchas personas que querían ofrecer sus consejos sobre cómo deberíamos formar una familia a las tiernas edades de 24 y 26”.
Esta decisión no estuvo exenta de críticas, Casey es cristiana por lo que mucha gente de su comunidad le hizo comentarios hirientes, incluso hubo quienes llegaron a decirle que era “un desperdicio del buen útero”.
Pero esto no la limitó a continuar con sus planes. A los 25 años decidió adoptar a quien hoy es su hijo mayor: Randall Douglas, un joven que llegó a su vida cuando él tenía 18 años, provenía de un hogar con malos tratos y había pasado por varias casas de acogida.
Tuvo que tolerar fuertes críticas de familiares y amigos.
Sus hermanos menores, Tim y Damon Douglas, tienen historias con un pasado similar, fueron adoptados por Casey cuando tenían 15 y 13 años. Ambos estaban en hogares donde el dolor y las consecuencias de un entorno deplorable protagonizaban sus días.
Con tan solo 25 años adoptó a su primer hijo.
Afortunadamente, todo cambió para estos jóvenes después de ser parte de la familia de Casey, quien junto a su esposo les han brindado toda la ayuda que necesitaban y los han alentado a tener un futuro prometedor. Al respecto Casey comentó:
“Están llenos de personalidad y siempre hacen algo que me enoja y me frustra (…) Pero al mismo tiempo son jóvenes y simplemente te abrazarán y te dirán ´te amo mamá´. Son muy bondadosos (…) Mi familia ha pasado por muchas cosas y mucha gente piensa que siempre ha sido fácil y que no tenemos días difíciles, pero esa no es la verdad. Siempre será difícil, pero siempre valdrá la pena”.
Casey destaca que quería hacer algo que realmente hiciera la diferencia, insiste en que si tienes un corazón para las personas y un corazón para amar, es algo natural. Para ella, se puede hacer casi cualquier cosa si tienes la capacidad para amar.
Si de amar se trata siempre debemos ser receptivos y apostar por ser instrumentos de luz y amor en aquellos más vulnerables. Comparte y ayúdanos hacer visible esta increíble historia.