Bernie y Diane Lierow, padres de cinco hijos, cuando cuatro de ellos crecieron, ellos sentían la necesidad de seguir ofreciendo su amor y protección, así que tomaron la decisión de adoptar para darle a un niño la oportunidad de crecer en un hogar rodeado de amor.
La pareja estaba iniciando los trámites para convertirse en padres adoptivos cuando conoció a una pequeña conocida como “la niña de la ventana”, que había sufrido mucho.
Había muchos niños en la agencia de adopción, pero Diane no podía quitar la mirada de la foto de una niña que estaba pegada en la cartelera, ella no había podido asistir a la jornada.
“Me sentí totalmente atraída por ella”, dijo la mujer. Preguntaron por ella y los trabajadores de la institución les dijeron que seguramente no la querría.
“Hay algo raro en ella, esta niña no es apta para ser adoptada”, dijo una de las funcionarias de la institución.
A pesar de las advertencias que recibieron sobre adoptar a la niña ellos se negaban a renunciar a esa posibilidad. Incluso cuando conocieron su historia estaban dispuestos a ser sus padres.
Finalmente, se reunieron con la trabajadora social encargada del caso de la niña, quien les contó que fue abandonada y que creció en condiciones deplorables.
Su nombre era Danielle Crockett, de seis años, conocida como “la niña de la ventada”, en el 2005 la policía recibió la llamada de una vecina que les advirtió que en la casa de al lado sucedía algo extraño.
Ella había visto un rostro blanco y delgado que no era capaz de reconocer, mirando a través de la ventana.
Mark Holste, detective, llegó al lugar junto a la policía, aseguró que es el peor caso de negligencia que ha visto durante toda su carrera.
“Parecía que caminaba sobre cáscaras de huevo. No se podía dar un paso en esa casa sin aplastar cucarachas”, dijo el detective.
Cuando irrumpió en la viviente encontró a Danielle en la parte posterior de la casa encima de un colchón sucio, su habitación era del tamaño de un armario y tenía muchos pañales sucios.
A pesar de que Danielle tenía seis años, no podía hablar, ni ingerir alimentos sólidos, tenía piojos y pulgas en su cuerpo y apenas pesaba 21 kilos. El 85% del cerebro humano se desarrolla durante los primeros cinco años de vida, pero Danielle permaneció aislada, traumada, sufriendo en condiciones deplorables que impidieron su crecimiento normal.
Kathleen Armstrong, la psicóloga que trató a Danielle, comentó que ella tiene la capacidad cerebral de un bebé.
Ante el asombro de los policías, la madre de Danielle dijo que hacía lo todo lo mejor que podía por ella. Inmediatamente le retiraron la custodia y trasladaron a la menor al hospital para evaluar su estado de salud.
Los médicos definieron su condición como “autismo ambiental”, Danielle no tuvo contacto con seres humanos durante mucho tiempo.
Danielle permaneció ingresada seis meses para recuperarse, cuando Bernie y Diane leyeron los informes se quedaron devastados.
“No sabíamos si alguna vez había comido con cubiertos”, dijo Diane en una entrevista que ofrecieron en el año 2009.
La niña sufría crisis nerviosas al menos siete u ocho veces al día, no le gustaba salir a la calle. Gritaba intensamente, se tiraba al suelo, eran momentos realmente duros.
Como no había podido aprender a regular su apetito, Danielle comía sin medida hasta ponerse enferma. Poco a poco adquirió hábitos como lavarse los dientes, las manos, ir sola al baño.
“Danielle ha superado todas las expectativas que tenían de ella desde que la rescataron”, dijo su madre.
Todavía presenta dificultades de lenguaje, pero ya ha logrado decir “hola, papá”, “hola, mamá” y hasta les ha dicho “te quiero”.
Danielle es aprehensiva con las mujeres, le cuesta mucho relacionarse con figuras maternas por los traumas que sufrió como consecuencia del deplorable trato de su madre biológica.
Sin embargo, está mejorando sus habilidades sociales, su familia jamás ha perdido la esperanza de que logre ser plenamente feliz por el resto de su vida y pueda alcanzar sus sueños.
Bernie y Diane le demuestran cada día su amor, están orgullosos de los avances de su hija y aseguran que jamás se arrepentirán de ir contra quienes opinan que no era correcto adoptarla.
Ellos se han convertido en ángeles y héroes para “la niña de la ventana” que finalmente pudo conocer el brillo de la luz del sol. Comparte su emotiva historia.