No podemos negar que los Récords Guinness han dado luz verde para que muchos muestren sus habilidades más extrañas y superen sus propios logros humanos.
Ayanna Williams es una de esas personas que forma parte de este registro mundial desde el 2017 después de que dejara crecer sus uñas hasta un metro de largo.
Vive en Houston, Estados Unidos.
Ayanna dejó de cortarse sus uñas en el 1992, a lo largo de los años fue ganando popularidad por tener las uñas tan largas, 25 años después de haber tomado la decisión formó parte de los Récords Guinness.
Sin embargo, este año ha decidido venderlas porque no puede realizar actividades cotidianas sin que sus uñas le molesten.
La idea de dejarse crecer las uñas surgió a principios de los noventa.
Ayanna comentó que al principio su esposo no estaba de acuerdo pero con el paso del tiempo terminó enamorado de sus uñas.
Mientras más crecían rápidamente se dio cuenta que necesitaba ayuda para realizar las actividades del hogar. Al respecto comentó:
“Lo primero que noté cuando comenzaron a alargarse fue que ya no podía lavar los platos y necesitaba que mi esposo me ayudara con la casa, pero parecía un pequeño precio a pagar”.
La mujer de 54 años ha confesado que una de las razones principales por las que quiere cortar sus uñas es por su estado de salud, sufre de diabetes y necesita inyectarse constantemente, pero debido al largor de sus uñas no puede aplicarse sola las inyecciones.
Destacó que anteriormente su esposo la ayudaba, pero desde que se divorciaron hace seis años todo ha sido más difícil para ella.
Para ella son uñas es algo tan importante como su familia.
Aunque recibe ayuda de sus nietos diariamente destacó que le hace ilusión poder realizar todas actividades sin preocuparse en dañar sus uñas.
Para ella realizar algo tan sencillo como usar pantalones es todo un reto, debe usar alicates para poder colocárselos, incluso debe usar sus nudillos para marcar los números de los teléfonos.
Ayanna insiste en aclarar que no depende de alguien para poder realizar algunas actividades, ella misma puede hacerlo aunque le lleve un poco más de tiempo.
“Es un error pensar que no puedo hacer nada con mis uñas, hay muchas cosas que puedo hacer fácilmente, solo tengo que tener cuidado de no dañarme las uñas mientras lo hago.
No puedo esperar para hacer cosas sin tener que considerar si mis uñas se interpondrán en el camino. Podré jugar más libremente con mis nietos y subirme al auto sin pensarlo dos veces”.
Pese a que está decidida a decirle adiós a sus largas uñas, Ayanna planea sacarle provecho y venderlas por 47.000 dólares.
Resalta que alguien puede usarlas como uñas postizas y solo hasta que aparezca un comprador las cortará, hasta entonces seguirán siendo parte de ella.
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