Hay muchas familias que se forman de segundos matrimonios donde la mayoría de las veces ambos ya tenían hijos antes de la unión. Cuando se unen en esas condiciones, el compromiso de amor también es con esos hijos y deben amarlos y cuidarlos considerando que son lo más importante para su pareja.
Esta es la historia de un padrastro que después de haber planificado y pagado con mucho entusiasmo la boda de su hijastra a la que acompañó desde que tenía 10 años de edad, tuvo razones de peso para cancelarlo todo y decirle que no pagaría nada por el casamiento.
Este hombre cuando se casó, se encargó de velar por la niña de 10 años que criaba su pareja. Con el mismo esfuerzo y amor de un padre pagaba su educación, su alimentación, la acompañaba y dedicaba su tiempo y consejos.
El pasado verano su hijastra terminó los estudios y a pesar de estudiar en una institución pública, su padrastro corrió con la cuenta de 40 mil dólares de sus gastos estudiantiles y además le compró un auto para que pudiera trasladarse con comodidad. Él no la engendró, pero estuvo ahí para ella como si fuera su papá, en lo bueno y en lo malo. Su padre biológico la veía esporádicamente y siempre surgían problemas por su falta de compromiso y dedicación a su hija. Era de esos padres que aparecían para generar discusiones. A pesar de sus infinitas promesas rotas, ella lo quiere mucho.
Cuando se enteró que iba a casarse su corazón se inundó de ilusión, todo estaba planeado para el día 3 de noviembre. Ella y su madre estaban siempre ocupadas con la organizadora de la boda preparando todos los detalles.
Asistirían 250 invitados aproximadamente y el padrastro le dio una lista de 20 personas que quería que estuviesen en la ceremonia y la celebración, así que él pidió que les enviaran una invitación para que supieran la fecha y pudieran reservar el día.
Unos días antes de la boda se encontró a uno de esos amigos que había invitado y le preguntó que si había recibido la tarjeta y que si iba a ir, pero su amigo le respondió que solamente había recibido un anuncio que decía el nombre de los padres de la joven pero su nombre no aparecía por ningún lado y no estaban invitados.
Esto le puso muy triste y pensativo y cuando se encontraron en una reunión familiar, le preguntó a su hijastra qué había pasado. Su sorpresa fue que ninguna de las 20 personas que solicitó invitar figuraban en la lista definitiva de los 250.
El hecho generó una gran discusión porque sus invitados estarían totalmente ofendidos por haber recibido ese anuncio sin estar invitados y eso ya no se podía reparar. Estaba muy molesto por no tomar en cuenta su petición y considerar que era lo más justo y lo mínimo que merecía por asumir el compromiso del gasto de todo el evento y mostrar tanto cariño en los planes.
Finalmente, en los próximos días tenían una cena con la familia del novio y mientras estaban en la velada, ella quiso dar una noticia: “Mi verdadero padre va a asistir a la celebración y me llevará al altar”.
Al escuchar eso todos aplaudieron, pero su padrastro estaba profundamente dolido, en su corazón ya no cabía una herida tan grande como esa. A pesar de que le costó mucho mantener el control porque no sabía si gritar, llorar o golpear algo, él logró estar en calma y quiso proponer un brindis.
Al momento de hablar él dijo: “Debo proponer este brindis porque siento la necesidad de agradecerle a esta familia por haberme permitido formar parte de ella desde hace una década y también expreso mi gratitud al novio y a la novia por hacer que yo pudiera abrir los ojos sobre algo muy importante. Ellos me acaban de revelar cuál es la posición que he llevado hasta ahora en mi familia y me llevé una sorpresa porque no se parece a la que yo pensé que tenía. Yo pensaba que era la cabeza de la familia, el que era capaz de dar consejo, apoyo y que merecía respeto, pero ahora comprendo que solamente soy una especie de cajero automático que expende dinero.
Y seguramente por eso me reemplazaron tanto en las invitaciones como en la ceremonia,así que he decidido renunciar a mis responsabilidades financieras y se las designo al verdadero padre. ¡Salud a los novios!”
A partir de ese momento él quitó a su mujer de la cuenta compartida y canceló todos los depósitos de anticipos que había hecho a los proveedores del evento para la boda, los gastos iban sobre los 50 mil dólares. Es una interesante historia, creo que esta novia tendrá mucho que reflexionar y su boda soñada quedó en segundo plano, pero lo fue lo justo. Todos merecemos un respeto y este señor aguantó muchas jarras de agua fría en poco tiempo.
¡No dejes de compartirlo! ¿En el lugar del padrastro, tú qué habrías hecho?