La Audiencia Provincial de Las Palmas juzga desde este lunes a una pareja de Artenara, de la Isla de Gran Canaria, en España. Presuntamente, dejaron morir de hambre y cuidados médicos mínimos a su hijo Aren, de tres años de edad.
Los acusados se enfrentan a una pena de 16 años de prisiónpor ser los coautores de homicidio con la agravante de parentesco,en contra de su hijo que sufría desnutrición, deshidratación y una extrema falta de higiene.
Los padres convivían con sus dos hijos menores, uno de ellos la víctima. Aren sufría labio leporino y bronconeumonía aguda de nacimiento y pese a eso, nunca fue llevado al pediatra.
«Mis hijos nunca se quedaron sin comer… yo sí me quedé sin comer», asegura la madre, Yurena Santana.
Sin embargo, el niño solo pesaba nueve kilos.
En las declaraciones que Santana dio ante el juez, insiste en que su hijo «nunca estuvo enfermo y que las heridas que tenía eran las propias de un niño que juega y se divierte».
Pero los forenses encontraron heridas, cicatrices, hematomas y picaduras de pulga en el cuerpo del menor.
Según el relato de los hechos del fiscal César José Casorrán, ambos padres eran «plenamente conscientes» de que la vida e integridad de su hijo dependía exclusivamente de su atención y, sin embargo, desde su nacimiento hasta el día de su fallecimiento «desatendieron de forma deliberada, consciente y reiterada los más elementales cuidados a los que se encontraban obligados».
«La asistencia médica del menor durante los tres años y cinco meses que vivió fue absolutamente inexistente y su alimentación fue deficitaria hasta el punto de que mantuvo un estado continuado de desnutrición, deshidratación y extrema falta de higiene».
«El menor sufría unas patologías congénitas consistentes en bronconeumonía aguda y labio leporino, que fueron agravándose con el paso del tiempo derivando en un deterioro físico, que tras terribles padecimientos sufridos por éste a lo largo de su existencia, provocó finalmente su muerte el 2 de febrero de 2013«, reza el informe.
En su acusación, César José Casorrán culpa a los padres de no haber sometido al menor al mínimo control médico, sin que hubiera recibido las vacunas necesarias. Además de negarle la mínima alimentación y cuidado e higiene, a los que tenía derecho, provocando el quebranto irremediable de su salud.
«En tales condiciones fue trasladado al Centro de Salud de Tejeda, donde ingresó ya inerte», declara el fiscal.
Aunque la madre ha negado reiteradamente todas los cargos en contra de los que le acusan, los hechos son evidentes, y no se puede hacer nada ya para devolver a la vida a Aren. Solo que pague por su irresponsabilidad y culpabilidad en el descuido de su pequeño.
Parece increíble que unos padres lleguen a tal punto de insensatez, causándole la muerte a su propio hijo.
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