Cada mañana, doña Cecibel del Carmen, originaria de la comunidad La Cangrejera, en El Salvador, atraviesa un caudaloso río para ir a dejar y a recoger a su pequeño de la escuela.
Del otro extremo se puede ver a los niños que se aproximan felices, correteando en la arena después de un día de clases, van guiados por su profe Víctor y la «seño directora» como llaman a Tatiana Pérez, la directora de la escuela, que aún no sale de su asombro al ver el esfuerzo que hacen estos pequeños tan solo para leer y escribir.
«Cuando yo vine a esta escuela fue algo admirable porque yo no me esperaba esta magnitud nunca se me pasó por la mente de que los niños pasaban por una bocana», afirma la directora.
Se trata de la bocana «Bocapozo», la que une un río con el mar en un punto del departamento de la Libertad, y es la que se interpone entre la comunidad La Cangrejera y «La Escuelita del Saber».
El profesor Víctor asegura que esa bocana supone un peligro para los niños, ya que al juntarse ambas corrientes se experimenta una fuerza que tira para adentro, que podría incluso terminar succionando a cualquier persona si no se toman las precauciones necesarias.
Es por eso que a eso de las 11 de la mañana todos los padres, en su mayoría pescadores, dejan sus labores de pesca para ir a recoger a sus niños y llevarlos sobre los hombros mientras atraviesan las correntosas aguas.
Los padres aseguran que debido a que en su comunidad no existe ningún recinto escolar se ven en la necesidad de llevar a sus hijos hasta el otro lado del río, sólo para que aprendan a leer y escribir.
Para los niños supone ciertamente una aventura, aunque son perfectamente conscientes del peligro que representa, pero no desisten y ahí están día tras día para estudiar y ser alguien el día de mañana.
Sin embargo, saben que sólo pueden cruzar los 5 kilómetros de ida y de vuelta con sus padres, quienes religiosamente los dejan y los recogen a pesar de todo el sacrificio.
Ellos instan a las autoridades a que hagan algo, han sido generaciones enteras de niños que han tenido que hacer el mismo sacrificio, arriesgando su vida, y ya es hora de que tengan la escuela que merecen.
Por su parte, la ministra de Educación asegura que no es sencillo pero que ya tienen elegido un terreno y pronto esta grave situación será cosa del pasado.
Comparte esta emotiva historia en tus redes para que todos aprendan a valorar el acceso a oportunidades, que muchas veces las damos por sentadas. Estos niños y sus padres, sin duda ¡son un gran ejemplo para el mundo.