La sexualidad es un tema muy amplio y delicado porque se involucran sentimientos, emociones y valores que no deben ser juzgados. Esta historia muestra los años tormentosos que vivió un chico por temor a ser señalado por los llamados estandartes culturales y sociales.
Debe ser muy difícil sentirse atrapado dentro de un cuerpo y ocultar la verdadera personalidad, fingiendo desde la ropa que anula la imagen hasta el comportamiento que desgasta las emociones y sentimientos por tratar de controlar todas y cada una de las reacciones ante las distintas situaciones.
Dan Shinaberry, es un joven de Florida, que supo desde muy pequeño que era gay pero que durante lo oculto por temor a la sociedad.
Durante su participación en un campamento de verano cuando tenía 6 años, descubrió que era gay cuando fingió durante 10 minutos que se estaba ahogando para conocer al socorrista, un estudiante universitario moreno que finalmente lo sacó del agua.
Después de ese episodio se zambulló en la parte más profunda para llorar bajo la superficie, se sentía mortificado por ser gay.
En la época escolar fue víctima de abusos y humillaciones por su apariencia. Cuando estaba cursando el octavo grado lo empujaron por las escaleras por vestir pantalones gays. Dan decidió cambiar para evitar ser agredido nuevamente, realmente no quería ser objeto de burlas y ni seguir sufriendo.
Fue entonces cuando Dan se convirtió en un chico “normal” anulando completamente su personalidad. Su vestimenta se igualó al resto de sus compañeros. Fueron 18 años no sólo de aparentar lo que no era sino de auto-engaño sobre su condición sexual.
Los esfuerzos para engañar y tratar de mostrar una imagen que no tiene congruencia con lo que realmente se siente por dentro genera muchos trastornos emocionales que resultan en inseguridad, baja autoestima, desconfianza y una terrible infelicidad.
Es lamentable que esto ocurra, pero estos chicos se ven presionados cada día en ser una persona con la cual no se identifican, adoptando una forma de vestir, hablar y comportarse solo para tratar de encajar dentro de lo que se considera generalmente aceptable por los patrones culturales de la sociedad.
Tomé la decisión de cambiar. Me ajusté a los patrones normales. Modifique mi postura y mi forma de vestir. Me convertí en uno más del resto».
Dan reconoció que dejó pasar la oportunidad que pudo haber representado la universidad para dejar atrás los fantasmas que sin querer se habían apoderado de él. Lejos de mejorar el panorama empeoró.
Me metí en una fraternidad, me liaba con chicas, señalaba algunas cosas como gay. Me levantaba cada mañana muy puntual, me arrastraba hasta el baño, me duchaba y terminaba llorando. Me ponía mi disfraz y me preparaba para el show».
Su armario estaba lleno de ropa que no representaba lo que realmente él era por dentro, bañadores estampados, sombreros de camuflaje y camisetas de la fraternidad. Todo era calculado, hasta sus gafas estaban colocadas de forma estratégica.
Mi estilo personal era completamente impersonal.”
Las palabras de Dan expresan el sentir de muchos adolescentes que han viven la misma cárcel que él por temor o vergüenza de mostrar su verdadera identidad al mundo.
Durante el viaje de regreso de vacaciones de primavera de su primer año lloró por 7 horas tras el volante. Despertó la mañana siguiente cansado de llorar y de esconderse, entonces lleno de rabia tomó la ropa de su armario, la metió en bolsas negras y la llevo a los contenedores de basura.
Finalmente tomó la decisión de asumir el compromiso con él y con el mundo de ser congruente con la persona que habitaba en su interior y la imagen que debía representarlo ante los ojos de la sociedad.
Fue en este momento que reconocí que ya no podría vivir para otras personas”.
Dan decidió hacer pública su historia para apoyar a quienes viven esta triste experiencia y se animen en asumir quiénes son realmente.
Buscar ayuda puede resultar muy beneficioso, muchas veces la persona se ahoga en una soledad que no es real. Comparte esta historia con tus amigos y familiares, de pronto este mensaje es la llave que abre una puerta hacia la libertad.