Mientras algunos se olvidan de sus abuelitos o de sus propios padres mayores, un hombre nos ha conmovido a todos con el gran detalle que ha tenido por más de dos décadas con su abuelita analfabeta.
Su nombre es Pedro Ortega, un español de 31 años con un gran corazón que desde muy pequeño ha puesto especial atención por el bienestar de su abuela de 74 años, Encarna Alés.
Para Pedro era difícil imaginar que su segunda mamita sufriera algún inconveniente y no tuviese a nadie para ayudarla, ni como solicitar ayuda a emergencias por ser analfabeta. La amorosa abuela no pudo terminar la primaria, dejó la escuela cuando tenía 8 años y nunca aprendió a escribir o a leer.
«Tenía una vida típica de muchas mujeres trabajadoras de su época. La obligaron a salir de la escuela para trabajar en una panadería y mantener a la familia. Le pagaron comida en lugar de efectivo», explica Ortega
A pesar de sus reducidos conocimientos, a Doña Encarna le gusta mucho hacer amigos y llamarlos por teléfono pero en ocasiones leer los nombres en la libreta telefónica le resultaba muy engorroso.
Por fortuna para ella, su amado nieto estaba listo para ayudarla y desde pequeño ha estado dibujando los rostros de los amigos de su abuela, así como las fachadas de algunos lugares.
Pedro relató cómo un día él y su madre fueron a visitar a la casa de sus abuelos y en medio de la visita le pidió a su abuela anotar el número de uno de sus amigos. Fue en ese momento que notó la dificultad tan grande que significaba para la anciana no saber leer ni escribir.
“Pensamos en eso juntos. Ella me cuenta algo sobre cada persona y yo dibujo para ella. Hemos tenido este sistema durante 20 años”, dijo Ortega.
Con todo el tiempo que este experto en comunicaciones ha invertido en la actualización de la agenda ya ha logrado registrarle casi 100 números telefónicos.
Cada uno de ellos contempla dibujos bastante particulares para que su abuelita reconozca fácilmente a quien se trata.
Todo el cariño y dedicación que Pedro pone en cada detalle de la agenda dejan al descubierto el amor que tiene por esta abuelita.
Definitivamente no se necesita mucho dinero para hacer a alguien feliz, especialmente para las personas mayores que sólo desean que su familia las atienda y les dedique algo de tiempo.
Por favor comparte esta historia. Hagamos visible a otros el secreto de la verdadera felicidad para los abuelos, si tienes a los tuyos con vida por favor consiéntelos.