La gratitud, más que un sentimiento, es el valor que alguien le da a otra persona al experimentar, reconocer y apreciar un favor recibido: es un valor moral, una virtud, un acto de educación, pero, sobre todo, ser agradecidos nos hace humildes.
Más allá de las diferencias sociales, las jerarquizaciones absurdas y los estatus, todos y cada uno de los seres humanos que poblamos este planeta azul, albergamos sentimientos tan bellos como el agradecimiento porque, como dijo el filósofo chino Lao Tse: “El agradecimiento es la memoria del corazón”.
Hugh Elliott es el embajador de Reino Unido en España
El nuevo embajador de Reino Unido en España, Hugh Elliott, sabe lo que esto significa, por ello ha publicado en su cuenta de redes sociales un video que recoge las imágenes de su primigenia y accidentada visita a España,donde conoció a una pareja de ángelesque, como caídos del cielo, le sacaron de un apuro bastante gordo.
Su primera parada fue en la legendaria Castilla y León y su hermosa capital: Burgos. Venía de Carcasonne (Francia), con la intención de continuar pedaleando en su bicicleta y pernoctar bajo las estrellas en una tienda de campaña a la luz de la Luna.
Sin embargo, su sueño bucólico se esfumó cuando, de pronto, en medio de la noche y en un país desconocido, su bicicleta se perdió.
En su periplo a la deriva, se encontró con un bar al que decidió entrar “a reflexionar”. ¿Qué más me puede pasar?, se preguntaba.
Allí coincidió con Eli Rubinstein, un amigable joven canadiense que había ido a visitar a su novia, Lourdes Arnaiz y, tras unos minutos explicándole sus penurias frente a la barra, apareció Lourdes. Al enterarse del caso, le ofreció a Elliott alojarse en su casa junto a ella y su hermano, con la promesa de regresar al día siguiente a buscar la bicicleta.
Y así lo hicieron un día tras otro hasta que, al quinto día la bicicleta apareció, pero lo mejor y más increíble del asunto es que durante todo ese tiempo la pareja albergó al hoy embajador del Reino Unido en España, sin permitirle pagar un solo centavo por su alojamiento. Después de varias décadas, el hombre ha decidido buscar nuevamente a la mujer que, sin esperar nada a cambio, le brindó cobijo en un momento difícil de su vida.
“Yo, un desconocido, estuve cinco días comiendo en familia y sin que me dejaran pagar nada. ¿En cuántos países se habría acogido a un forastero así?”, dijo el hoy embajador.
El agradecido representante de la Gran Bretaña en la Península, incluso personalizó un mensaje para Lourdes con la esperanza de poder volver a verla en persona para decírselo mirándola a los ojos.