Fidel Pantoja, de 50 años, fue declarado fallecido en el hospital de Ipiales en Colombia, fue ingresado con dificultades en sus pulmones, su estado de salud era muy grave, pero a pesar del pronóstico su familia esperaba que recibiera el alta médica sin complicaciones.
Lamentablemente el pasado 07 de abril fue declarado sin vida. María Gladys Marín, su esposa, sufrió una crisis de ansiedad tan severa que tuvo que ser ingresada en el hospital.No estaba preparada para enfrentar el dolor de perder para siempre a su compañero.
Ella aseguraba que pensaba que su esposo todavía permanecía vivo. “Voy a esperar que llegue, porque él va a llegar”.
En medio del dolor, María recibió el alta médica y junto al resto de su familia se prepararon para darle el último adiós a Fidel, cuyo cuerpo fue trasladado al cementerio de Llorente en Tumaco.
Habían transcurrido nueve días desde la sepultura cuando algo completamente inesperado sucedió dejando desconcertados a todos.
Los vecinos de la zona escucharon gritos que provenían del cementerio, se acercaron para investigar qué ocurría y finalmente descubrieron que los gritos se originaban en la bóveda en la que estaba el cuerpo de Fidel.
Decidieron reaccionar de inmediato y sacaron el cuerpo para trasladarlo al hospital ante la hipótesis de que había resucitado o que había sido enterrado con vida.
Después de que los médicos lo examinaron comprobaron que no tenía signos vitales, pero los vecinos que habían llevado el cuerpo insistían alegando que había resucitado, se negaban a creer que Fidel había fallecido.
Así que lo trasladaron a otro hospital, al San Andrés, donde los especialistas volvieron a confirmar que había fallecido ante el asombro y desconcierto de todos los presentes, sobre todo de aquellos que exhumaron el cuerpo para trasladarlo atendiendo a su presunta petición de auxilio.
Ante el polémico caso y la teoría de que escucharon los gritos de Fidel, sometieron el cuerpo a pruebas forenses, necropsia y autopsia para investigar el caso y comprobar la veracidad de la información declarada por las personas que sacaron el cuerpo de la tumba. El buen estado en el que se conservaba el cuerpo podría ser un indicio de un caso de catalepsia.
Para los habitantes de la zona rural donde ocurrieron los hechos, la supuesta resurrección de Fidel era un grandioso milagro que habían recibido en Semana Santa.
Al conocer lo que determinaron los médicos se quedaron decepcionados, esperaban que Fidel pudiera recuperarse y reencontrarse con su familia en su casa. Comparte este insólito caso.