La gerente de negocios de 34 años, Katrina Cunnane, creyó siempreque sus problemas de menstruación eran algo normal que podría ocurrirle eventualmente a toda mujer. Sin embargo, la dama padecía de una terrible enfermedad de la cual no ha logrado recuperarse y sólo espera un milagro.
El 23 de diciembre de 2018, Katrina conducía desde Pacific Highway hacia Sydney, Australia para pasar navidad junto a su familia. Ese día lo recuerda muy bien pues al llegar a casa había manchado toda su ropa, la sangre de su menstruación corría por sus piernas y ella creyó se trataba de un simple accidente por haber detenido su tratamiento anticonceptivo.
No obstante su madre que es enfermera jubilada insistió en que debía ir al médico y ambas se fueron a la sala de emergencia del hospital más cercano. En ese momento, Katrina no lo sabía pero ese período irregular fue un grito desesperado de su cuerpo, la primera señal de un cáncer que se había formado en su cuello uterino y se estaba extendiendo hacia su útero.
En ese primer instante los médicos creyeron que se trataba de un desequilibrio hormonal y pusieron nuevamente a Katrina en control anticonceptivo. El sangrado volvió con mayor intensidad unas semanas después y la gerente de Brisbane acudió a su médico de cabecera.
El galeno le practicó la prueba del Papanicolaou, que detectó una masa de células anormales. La sospecha del cáncer era inminente y, tras un tratamiento previo, que se sometió a una cirugía rápida el 4 de abril de 2019.
«Todos sabíamos que tenía cáncer, pero nadie quería decirlo en voz alta», recuerda Cunnane.
En la operación el diagnóstico empeoró las células anormales eran en realidad un tumor que se extendía por el ancho de su cuello uterino, hasta la cavidad de su útero. Este se consideró demasiado grande como para extirparlo.
La vida de Katrina estaba en eminente peligro.
Katrina recibió un doble golpe, por un lado iniciaría una lucha por su vida pero también debía asimilar la idea de que nunca podría tener hijos. Su matriz estaba demasiado dañada por el cáncer como para concebir.
“Estaba inconsolable. Ser madre es todo lo que siempre había querido”, dijo.
A partir de allí, Katrina inició un tratamiento agotador.
Esta paciente fue sometida a seis rondas de quimioterapia, 28 rondas de radiación y tres días de braquiterapia. Este último es una forma de radioterapia en la que se inserta material radioactivo en el cuerpo para destruir las células cancerosas.
Su cuerpo reaccionó bien y los médicos le dieron un 80% de supervivencia pero su felicidad duró poco. Nueve meses después, otro estudio reveló que el cáncer había vuelto y en esta ocasión se encontraba en su tejido pélvico y sus ganglios linfáticos.
En ese momento los médicos no dieron más opción que iniciar con quimioterapia paliativa para prolongar su vida. Este es el término médico utilizado para los tratamientos en pacientes con cáncer terminal, los días de Katrina estaban contados.
La mujer estaba en shock, en sus oídos sólo retumbaba las palabras del doctor: “de 12 a 24 meses de vida”.
Al principio, Katrina aceptó el tratamiento pero las rondas de quimioterapia paliativa son extenuantes y ahora la mujer declara “no estar en paz” y encontrarse desesperada por un milagro.
«Toda mi vida ha cambiado y, a menudo, siento que soy un caparazón de mi antiguo yo. El tiempo es precioso y lo he desperdiciado mucho a lo largo de los años», dijo.
Deseosa por ayudar a otros, Katrina contó su historia para instar a otras mujeres al chequeo oportuno. El cáncer de cuello uterino es completamente tratable si se detecta a tiempo, lamentablemente para ella no hay oportunidades, ni ella ni sus médicos pudieron advertir oportunamente la razón de sus “períodos irregulares”.
Estos temas suelen estar acompañado de mucha vergüenza pero ejemplo como Katrina revelan la importancia de acudir a un chequeo oportuno, comparte esta historia y alerta a otras mujeres.