Eliahu Pietruszka un microbiólogo y abuelo de 10 nietos de 102 años de edad, sobreviviente de los nazi que acabaron con la vida de millones de personas, recibió una de las más grandes alegrías de su vida cuando se encontró frente a frente con el hijo de su hermano.
El anciano creía que toda su familia había perecido, y ese día pudo ver en el sobrino, el rostro de su hermano.
Pietruszka tenía veinticuatro años de edad cuando estalló la segunda guerra mundial en el año 1929, y se vio obligado a huir de Polonia a la Unión Soviética en 1939. Su familia estaba conformada por sus padres y dos hermanos gemelos: Volf y Zelig quienes tenían nueve años menos que él.
La foto de Eliahu con su familia
Los padres y Zelig fueron deportados a un gueto en Varsovia donde murieron en un campo de concentración, afortunadamente Volf pudo escapar.
Los dos hermanos pudieron comunicarse en ese tiempo por medio de cartas, pero después de eso, cuando Volf fue enviado a un campo de trabajo siberiano por los rusos, Pietruszka no supo más de él y creyó que había muerto.
«En mi corazón, creía que no estaba vivo», recordó Pietruszka.
Eliauh hoy en día a sus 102 años
Eliahu se casó en Rusia y en 1949 se fue a Israel a comenzar una nueva vida convencido de que no le quedaba ya familia.
Shakhar Smorodinsky, un profesor de 47 años de la Universidad Ben Gurion y nieto del anciano recibió una buena noticia este año, una prima que vive en Canadá y quien trabajaba en el árbol genealógico de la familia Pietruszka, gracias al Proyecto de Recuperación de Nombres “Yad Vashem”, descubrió que a Eliahu aún le quedaba parientes.
Con el rostro feliz después de reencontrarse con su sobrino
Así fue como se enteró de que Volf pudo escapar con vida del genocidio, hizo su vida, pero murió en 2011 y dejó un hijo, Alexandre que en la actualidad tiene sesenta y seis años. Smorodinsky, hizo todos los arreglos para que tío y sobrino se encontraran.
«Me hace tan feliz que al menos quede un remanente de mi hermano, y este es su hijo. Después de tantos años me han otorgado el privilegio de conocerle”, dijo Pietruszka con sus tiernos ojos inundados.
Alexandre viajó a Israel para encontrarse con su emocionado tío en la residencia de este en Kfar Saba. El encuentro fue muy emotivo, el anciano besó a su sobrino y le habló con una voz fuerte en ruso, la felicidad de ambos sobrepasaba toda explicación humana.
Eliahu no dejaba de mirar el rostro de Alexandre maravillado con el parecido que tenia con su difunto hermano, eran como dos gotas de agua.
“Eres una copia de tu padre, no dormí en dos días esperando tu llegada», dijo un emocionado y sorprendido ancianito.
El sobrino, tenía que contener las lagrimas para no soltar el llanto, jamás pensó que esto podría suceder. El feliz abuelito estaba satisfecho, porque a pesar de su azarosa y angustiada vida, porque pudo encontrar después de tantos años a alguien de su familia.
Comparte esta hermosa e increíble historia con todos y recuerda, nunca es demasiado tarde para encontrar lo que tanto queremos, no debemos perder la esperanza, los milagros existen.