Chas y Katie Shira son una pareja de Estados Unidos que sentían la necesidad de adoptar a un niño que no tuviera la oportunidad de crecer con el amor y protección de una familia.
Él trabajaba como pastor en un pueblo de 100 habitantes, era un buen lugar para criar a un niño, habían conocido casos de bebés que vivían dolorosas experiencias asociadas al abandono y desamor que habían tocado su corazón.
Se dirigieron a una agencia de adopción que se encontraba a tres horas de distancia de su hogar que pedían una familia de acogida para un bebé de dos meses que tenía una situación bastante complicada.
El pequeño sufría de abstinencia de metanfetamina y tenía el fémur fracturado, había sido registrado en el hospital con una identidad falsa porque sus padres temían ser detenidos por las autoridades, eran los responsables de las lesiones del menor.
Tenía un arnés en todo el cuerpo para recuperarse de la fractura mientras sufría por el efecto de la metanfetamina en su organismo, y sobre todo, padecía un dolor inmenso por las heridas de su corazón que no había conocido el amor que merece un bebé indefenso, vulnerable y dependiente.
La pareja decidió encargarse de Jett a pesar de las dificultades que exigía su estado de salud. Chas y Kati aprendieron a hacer las tareas cotidianas con el arnés.
Jett tenía dolores constantes, además de un trauma psicológico que tardaría mucho en sanar. Pero la familia Shira le ofreció su amor, y todo comenzó a mejorar.
Durante el período en el que el bebé estuvo a cargo de Chas y Kati, sus padres biológicos terminaron su rehabilitación y pidieron la custodia del menor, pero la pareja se negó a entregarlo sin antes investigar lo relacionado a los malos tratos.
El proceso demoró 18 meses, cuando finalmente se efectuó un juicio que determinaría quién se quedaría a cargo del niño. La familia Shira solicitó la custodia total y tras 821 de angustia pudieron adoptar a Jett.
La transformación del pequeño es impresionante, desde que llegó a su nuevo hogar su mirada de tristeza cambió, ahora tenía la esperanza de crecer rodeado de todo lo que necesitaba para lograr sus sueños y ser feliz.
Todos los niños del mundo merecen sentirse protegidos, amados, y tener la libertad de descubrir el mundo mientras reciben el apoyo de sus cuidadores y aprenden desde su ejemplo los valores necesarios.
Afortunadamente Jett tuvo un final feliz gracias al buen corazón de esta familia, su historia está inspirando a muchos, no te vayas sin compartirla.