Nuevos datos en torno al caso de los padres canarios que dejaron morir a su hijo de 3 años por descuido total, han salido a la luz.
Se ha seguido con el juicio al que se enfrentan los padres del menor Aren, Isidro Yeray Santana y Yurena Santana, procedentes de Las Palmas de Gran Canaria, tras haber dejado morir de hambre a su hijo, además de haberle privado de atención médica y haberlo mantenido en condiciones de insalubridad extrema.
A las declaraciones de la madre, el día de ayer se sumaron las del padre, quien ni siquiera ha sido capaz de ver las fotografías de su hijo fallecido.
«Por favor, no, es que no necesito verlas», ha dicho el padre.
Derrumbado y con lágrimas en los ojos, trató de dar su versión de los hechos:
«Yo veía al niño delgado, como su hermano cuando era pequeño, pero normal.. Yo siempre intenté darle lo mejor».
Pero cuando el juez le ha cuestionado sobre la falta de higiene en la que se encontraba, no ha encontrado las palabras para justificar tal descuido.
La fiscal ha apuntado que el menor presentaba un «peso medio de un niño de 9 meses -9 kilos-, cuando tenía 3 años y medio».
Por otra parte, el informe de la autopsia ha confirmado que el pequeño fue hallado con picaduras en todo el cuerpo, hematomas, lesiones y extrema falta de higiene. A lo que el padre ha respondido:
«Yo creo que sería por jugar fuera en los terrenos, no sé. Nosotros teníamos picaduras también, pero pensábamos que eran de mosquitos».
Pero finalmente, los médicos forenses han señalado un dato adicional que ha estremecido a la audiencia, asegurando que Aren no nació con labio leporino, sino que la lesión se debió a un fuerte golpe.
La madre del menor, por su parte, acusada de coautora del delito, visiblemente afectada y ahogada en su llanto, ha querido declarar:
«Pude haber cometido un error, pero en ningún momento yo quise matarlo».
Tras las declaraciones, la propia defensa ha pasado de pedir su libre absolución a admitir un delito grave por homicidio imprudente.
Con este informe, queda a la luz que no es solo un caso de negligencia y decuido por parte de los padres, como inicialmente se creía, sino que las evidencias de golpes revelarían un caso de maltrato, que no tiene perdón.
Esperamos que la justicia actúe con todo su peso y que sea una advertencia para los desalmados que someten a los menores a este tipo de abusos, para que sepan que los más indefensos sí tienen voz. Comparte esta noticia para que la muerte de Aren no haya sido en vano.