Ha pasado un mes desde que JLo y Ben Affleck se casaron en una supuesta boda secreta en Las Vegas.
Después de su polémico anuncio de que se separarían para tomar caminos separados, pero luego justificar que era por motivos profesionales, ahora vuelven a ser tendencia y acaparar todas las miradas.
Este fin de semana se celebró la apoteósica y esperada «segunda boda» de Bennifer que duró tres días
Todo comenzó el viernes por la noche, con los invitados a la boda celebrando en el vestíbulo del hotel del área de ‘The Perry Lane Hotel’, en Savannah, Georgia. Ahí se preparaban para acudir al día siguiente al lugar de la recepción, la espectacular mansión de Ben que la adquirió hace 20 años, en casi 9 millones de dólares.
Jlon y Ben Affleck se casaron de blanco puro, rompiendo una de las tradiciones más antiguas de etiqueta, que exige que las mujeres no pueden vestir de blanco en una boda, porque de blanco solo va la novia.
Pero, JLo es pionera en romper moldes, y exigió a todo el mundo que se vistiera de blanco.
Mientras los invitados esperaban expectantes, el sábado en la mañana la pareja arribó en bote al muelle privado de la millonaria vivienda de Ben.
Lo que se robó todas las miradas fueron los seis metros de velo y el vestido blanco nuclear que lució la diva del Bronx, absolutamente dichosa, radiante y realizada.
Como si fuera su primera vez, frente a cámaras y focos, que grababan cada instante de la ceremonia, los esposos no dejaban de contemplarse, pero a Jennifer es a quien era imposible borrarle la sonrisa. Ben lució más bien ecuánime pero tranquilo.
«La diva del Bronx se casó de blanco una vez más. Que vivan los recién casados», reseñó el experto en belleza para la cadena Univision, Jomari Goyso, junto a instantáneas que paralizan a los amantes de «Bennifer».