Luciano López era solo conocido en su comunidad, tiene una cafetería llamada Biarritz en la esquina con Gordoniz, pero ahora su rostro se ha hecho popular en las redes desde que se difundió un acto solidario que protagonizó.
El pasado martes a las siete de la noche una anciana de 90 años que es clienta habitual del establecimiento se acercó para tomar un café. A pesar de que siempre suele hacerlo en la mañana ese día asistió en la tarde.
Ella caminaba cada día apoyándose en un carrito de la compra de color rojo, incluso cuando va al baño lo lleva consigo.
“Es una clienta habitual, como siempre caminaba apoyada con su carrito, desde que la conozco lo usa. Debe tener como 15 años, está viejo, remendado con cinta aislante. Le sirve para andar porque cuando asiste al supermercado usa ese y otro. Tiene un apego especial al carro, entra con él al baño”, relató Luciano.
Alguna vez les confesó a sus vecinos que no es muy amiga de los bancos, se mantiene lúcida a pesar de su edad.
Esa tarde Luciano y los empleados del bar notaron que algo extraño le ocurría, no se veía con la vitalidad de siempre.
Efectivamente la anciana de la que no se ha revelado la identidad se sentía mal. Así que decidió entrar al bar para ver si se mejoraba. Se sentó en una silla y perdía el equilibrio.
Estaba muy débil y se fue desvaneciendo. “Se inclinaba hacia un lado y volvía a recuperarse mientras me miraba”, dijo uno de los clientes del bar, un anciano jubilado que de Micieces, Ojeda, al norte de Palencia.
Le preguntó a la anciana si quería tomar un café con leche como acostumbraba, pero ella seguía con el malestar. Llamaron a los servicios de emergencia para ofrecerle atención médica.
La anciana estaba sufriendo un infarto, la trasladaron de inmediato al hospital, el carrito de la compra del que nunca se separaba se quedó en el bar.
Luciano lo revisó dos días después para intentar contactar a los familiares de la anciana y devolvérselo, cuando lo abrió comprobó que en su interior había mucho dinero dividido en varios sobres.
El propietario del bar se lo llevó a su casa y lo escondió bajo su colchón hasta que contactó a la policía para ubicar a los familiares de la anciana. Tres agentes fueron a su domicilio para contar el dinero y contactaron al hijo de la señora para devolvérselo.
Desde que su gesto salió a la luz no han cesado las felicitaciones para Luciano, muchas personas expresan en las redes que admiran su comportamiento.
Él aseguró ante los medios de comunicación que nunca pensó en quedarse con el dinero. “Y eso que debo dinero a la Seguridad Social y a Hacienda”, exclamó Luciano, que es reconocido como un ser humano noble y honesto.
El propietario del bar se merece toda nuestra admiración, comparte su solidario gesto.