La adopción es una puerta que se abre ante la posibilidad cumplir el mayor anhelo de quienes sueñan con tener hijos.
Ali Sanders, una bibliotecaria escolar de 35 años y Michael, de Staffordshire, decidieron transitar el camino de la adopción tras ser diagnosticados con infertilidad.
Durante años intentaron traer un hijo al mundo, y después de algunos problemas para concebir se enfocaron en el proceso de adopción.
Finalmente, justo después de Navidad en el 2014 sus oraciones fueron escuchadas y recibieron la llamada que tanto habían esperado de la agencia no sólo para adoptar un bebé sino dos hermosos gemelos de ocho meses de edad que incluso se parecían a Michael.
La pareja pasó las siguientes seis semanas visitando a “sus” bebés el hogar de acogida mientras se preparaban llevarlos a casa. Ali recuerda ese gran día con todos sus detalles.
«Recuerdo que el padre de Michael se reunió con ellos y les dijo «¡Aquí está el abuelo! Estaba tan feliz. Todos lo estaban. Mis padres también estaban encantados”.
Sin embargo, algo no estaba bien con Ali, quien no sentía ese entusiasmo materno que tenía cuando inició todo ese proceso de la adopción. Ella se sentía insensible.
«Sentí que estaba viviendo un juego, algo que no era real. Lo que lo empeoró mi sentimiento fue que Michael se vinculó con los bebés de inmediato. Ya se sentía como papá, pero yo no”.
Durante estas semanas de visitas ella se sentía completamente adormecida. Frecuentemente la maternidad abruma y los padres adoptivos no se salvan de los estados de pánico, incluso hay una condición llamada “depresión post-adoptiva”. Pero esto era otra cosa.
«Recuerdo que rezaba sentada para que los gemelos no se despertaran y así no tener que volver a pretender ser una madre de nuevo.”
Al ver el pánico de Ali, su esposo le rogó que fuera al médico solo un día después de que trajeran a casa a los bebés. Michael sabía que algo estaba mal, su esposa de había sentido «fuera de sí» durante las semanas de visitas al hogar de acogida.
El médico de cabecera solicitó una muestra de orina, regresó con el resultado que sorprendió a todos: ¡Ali estaba embarazada!
«Dije que no podía ser y él médico me preguntó ¿Por qué? Somos estériles y acabamos de adoptar bebés gemelos».
Aun no eran los padres legales de los gemelos. El proceso de adopción lleva meses para finalizar en los tribunales. Pero ante el mundo ya eran mamá y papá.
La pareja condujo a casa sin salir del asombro. Ali le pidió a su esposo que comprara una prueba de embarazo, estaba convencida de que el médico de cabecera se había equivocado. Pero no fue así.
Sorprendidos, Ali y Michael se comunicaron con sus trabajadores sociales.
«Le dije al trabajador social que no creía que pudiéramos mantener a los gemelos».
Los bebés volvieron al hogar de acogida esa misma noche.
“Fue la última vez que los vi. No paré de llorar. No había expresado ninguna emoción hasta ese momento. Cuando me los quitaron de los brazos por última vez, sentí que algo dentro de mí se rompió y no creo que pueda superarlo”.
Después de cuatro años Ali piensa que desde el momento en que estaba embarazada su cuerpo le impidió vincularse con bebés que no eran genéticamente suyos. De los gemelos sólo le quedaron las galletas de jengibre que siempre llevaran con ellos.
“La manera en que no podía conectarme con los bebés era fuera de lugar. Siempre había sido maternal y los deseaba desesperadamente. Creo que mi cuerpo me pedía que me concentrara en mi bebé primero y tendré que vivir con eso por el resto de mi vida».
Milagrosamente Ali está embarazada de nuevo y espera el nacimiento de su segundo hijo en octubre.
Aunque están felices, ninguno de los dos ha podido olvidar a los gemelos. Tan pronto como se detuvo el proceso de adopción, la agencia les pidió que destruyeran todas las fotos e información que tenían sobre los bebés, quienes afortunadamente fueron adoptados. Pero los recuerdos son muy difíciles de borrar.
Ali escribió un libro sobre su maternidad, “The Bough Breaks: The Pursuit of Motherhood”.
Ali cada vez que se tropieza con gemelos de esa edad, se pregunta: «¿Podrían ser ellos?». Ella sueña que ellos alguna vez llamen a su puerta. Ella redactó una carta que la agencia de adopción colocó en el archivo de los niños, que dice que no fue culpa de ellos, que no hicieron nada malo y que lamenta haberlos decepcionado.
Realmente Ali tuvo una maternidad difícil, con una adopción fallida y una depresión tan severa que incluso pensó en terminar con su vida. Comparte su testimonio.