Diana Zepeda, casada, de 33 años, fue diagnosticada con cáncer de colon en etapa cuatro tras confundir durante dos años sus síntomas con indigestiones como consecuencia de la alimentación y el estrés de su trabajo.
La alimentación de esta ejecutiva de hoteles interestatales siempre era fuera de horas, cumplía una larga jornada laboral. Su estilo de vida era típico de un habitante de Washington, DC, por lo que atribuyó sus desajustes intestinales al desorden alimentario.
Sus amigos también eran intolerantes a ciertos alimentos, lo que le hizo pensar que sus padecimientos eran normales. Sin embargo, durante los últimos dos años estos episodios de diarrea fueron cada vez más frecuentes.
En febrero de 2017, notó que había sangre en su materia fecal y comenzó a preocuparse porque era un síntoma nuevo.
Analicé todos mis síntomas por Internet, pero la diarrea era un síntoma tan común en tantas enfermedades que jamás pensé que se trataba de cáncer”.
Una vez que terminaron las vacaciones de ese mismo año eliminó de su dieta el azúcar, lácteos y granos, pero nada cambió. Al contrario, sus síntomas empeoraron.
Diana evitó ir al médico a menos que fuera estrictamente necesario, pero venció su miedo y decidió tomar una cita con la doctora Jessica Korman, quien era muy recomendada. Esperó dos meses para la consulta.
Inicialmente fue diagnostica con E. coli, una infección estomacal común que sería fácilmente eliminada con un tratamiento de cinco días con antibióticos. Pero no mejoró.
A pesar de que la Sociedad Americana del Cáncer sugiere la colonoscopia a menores de 60 años, siempre y cuando existan antecedentes familiares de cáncer colorrectal, ella debía prepararse para este examen.
Tuve una reacción muy fuerte con la preparación al estudio. Tuve un dolor abdominal extremo, muchos vómitos y el laxante no tuvo ningún efecto».
Su esposo, Alexander Sweeney, la llevó a la sala de emergencias y a pesar de que sabían que me estaba preparando para una colonoscopia le dijeron que no debía hacérsela porque estaba en edad reproductiva. Pero al día siguiente se la realizó.
Fue así como le detectaron un tumor del tamaño de una pelota de golf. El crecimiento probablemente había estado bloqueando su recorrido intestinal. Fue diagnosticada con cáncer de colon en etapa cuatro, un mes después de su primera cita con la doctora.
Ahora me doy cuenta de lo afortunada que soy de haber dado el paso a la colonoscopia”.
Tras seis meses de haber sido diagnosticada con esta terrible enfermedad, fue sometida a sesiones de radioterapia y quimioterapia después de que los cirujanos extirparon parte de su colon y su hígado, varios ganglios linfáticos, la vesícula biliar y el apéndice.
Michael Sapienza, vocero de la Alianza Colorrectal contra el Cáncer, expresó que cerca del ochenta y cinco por ciento de las personas menores de 50 años que tienen la enfermedad son diagnosticadas erróneamente.
Si hubiera ido al médico seis meses antes, tal vez no habría llegado a la etapa cuatro y mi historia sería diferente”.
Aunque al principio se avergonzó de sus síntomas, Diana decidió publicar su historia para crear conciencia sobre la importancia de acudir al médico, la información en Internet puede ser de ayuda, pero no es un diagnóstico correcto.
Realmente no hay sustituto para el consejo médico y espero que todos tomen sus síntomas muy en serio».
Diana debe practicarse exámenes cada tres meses durante los próximos dos años para determinar si hay recurrencia del tumor, pero ella se mantiene muy optimista y piensa que lo peor ya pasó.
Decidió celebrar junto a su esposo su última sesión de quimioterapia con un atuendo especial.
La historia de Diana debe tomarse como una advertencia de una realidad que le puede tocar a cualquiera de nosotros, no dejes de compartirla.