El personal de las residencias de ancianos debe estar comprometido con el bienestar de todos los mayores que atienden, sus familiares confían en que tendrán la atención que se merecen mientras satisfacen sus necesidades.
Lamentablemente en algunas instituciones los principios éticos son vulnerados, y los ancianos sufren un trato inadecuado. Tal como ocurrió con Esther, una señora de 80 años, de Estados Unidos.
James Brown, hijo de Esther, fue a visitarla a la residencia de Altercare Nobles Pond Retirement, en Ohio cuando encontró una escena muy triste. Ese día la pastora y amiga de la familia desde hace muchos años Julia Wiggins lo acompañó a la residencia de ancianos para saludar a Esther y compartir un momento agradable.
Lo que no imaginó es que la encontrarían en una silla de ruedas con la cara apoyada en una almohada sin poder levantar la cabeza.
Inicialmente no habían reconocido a la anciana que estaba desplomada en un rincón de la sala de enfermería, hasta que finalmente comprobaron que sí era ella.
“Esther estaba boca abajo en una almohada suave mientras luchaba para poder tomar aire y respirar sin ahogarse con su propia saliva”, relató la pastora.
Cuando James la escuchó y vio que era su madre empezó a gritar: “¡Esa es mi mamá!” mientras corría para ayudarla, inmediatamente llamó al personal de la residencia se demoraron diez minutos en acudir.
Julia tomó dos fotos de la escena para publicarlas y difundir así la mala gestión de la residencia, la anciana no debió permanecer sola en esas condiciones tan vulnerables, no podía respirar y su estado de salud no era óptimo. Estaba en una postura completamente incómoda, peligrosa y no podía pedir ayuda a pesar de su esfuerzo y los jadeos que hacía en su intento por respirar con normalidad.
James se quedó esa noche junto a su madre, estaba muy preocupado por ella y al día siguiente presentó una denuncia contra la residencia en la policía.
Las autoridades iniciaron un proceso de investigación, pero después de obtener el resultado declararon que las quejas de James Brown y Julia Wiggins no tenían fundamento.
Julia compartió la experiencia en su perfil de Facebook, ha sido compartida más de 150 mil veces. Muchas personas han expresado su indignación al respecto condenando el comportamiento del personal de la residencia.