Perder a un ser querido siempre es algo difícil, especialmente cuando se trata de las personas que te dieron la vida. Esta es la desgarradora realidad a la que tuvo que enfrentarse un joven, tras perder a sus dos padres el mismo día.
Eran una gran familia
Felipe Tiago Moraes, de 23 años, recibió la triste noticia de haber perdido a sus padres casi al mismo tiempo. Todo sucedió en Curitiba, Brasil; cuando la señora Ana, de 42 años, falleció en el hospital por complicaciones causadas por el coronavirus y don Marcos, de 62 años, sufrió un infarto dentro de una sucursal bancaria.
“Fue horrible. Nos estábamos preparando por si le pasaba algo a nuestra madre, porque su estado era grave, pero lo de mi padre fue repentino; sobre todo siendo el mismo día y prácticamente a la misma hora. Nunca se separaron y ahora descansaran juntos”, dijo Felipe.
El acontecimiento es aún más triste debido a que los padres, además de Felipe, dejaron desamparada a su pequeña hija de solo 13 años, por lo que ambos tendrán que ser extremadamente fuertes para poder cuidarse en completa soledad.
Ana ingresó al hospital para someterse a una cirugía que erradicaría un tumor benigno de su cabeza. Pocas semanas después comenzó a mostrar síntomas de COVID-19, dificultad para respirar, y tuvo que ser reingresada.
En la primera semana Ana estuvo hospitalizada y se encontraba bien. A partir de la segunda semana, los médicos decidieron intubarla porque su afección respiratoria empeoró. Fueron tres semanas con intubación, hasta su fallecimiento alrededor de las 8 de la mañana del día 4 de noviembre.
«Ya me imaginaba lo que sería, pero estaba esperando a que mi padre volviera a casa. Pasaron horas y no volvía”, recordó Felipe.
Después de unas horas esperando a que su padre regresara de la sucursal del banco, él, su hermana y una tía fueron al hospital para verificar qué había sucedido.
«El médico entró a la habitación para explicar que mi madre había fallecido y también nos informó que esa mañana papá también había muerto. Fue desgarrador», dijo el joven.
La madre era profesora de educación física y el padre contador
Felipe asegura que a pesar del momento difícil, quiere recordar las cosas buenas que vivió con sus padres. Pero ahora se enfrenta a la vicisitud de no tener casa, debido a que la suya fue subastada por el banco y también ha tenido que dejar los estudios. Para ayudar se pueden hacer donativos aquí.
Perdieron su casa
Esperamos que estos dos jóvenes logren sobreponerse a su tragedia y que puedan enorgullecer a sus dos padres que los cuidan desde el cielo.
¿Y tú qué harías en una situación tan difícil como esta? Abre tu corazón hacia los más necesitados y comparte esta historia con todos tus amigos.