La pandemia de COVID-19 ha sacado lo peor y mejor de cada uno de nosotros. Mientras hay quienes persisten en su egoísmo y solo piensan en sí mismos, también existen seres luminosos que mantienen la esperanza en la humanidad.
Tal es el caso de Miguel Ángel y Cristian Alexander Baires, dos hermanos increíbles quienes, echando mano de su gran talento en la ilustración corporal encontraron la manera de ayudar a los más afectados por el efecto devastador de la pandemia de coronavirus.
Aprovechando su arte al máximo, ambos hermanos intercambiaron ingeniosos diseños de tatuajes por comida que donaron a las personas más vulnerables. Su campaña ha tenido tanta aceptación que, hasta la fecha han decorado con tinta los cuerpos de al menos 100 almas en solo cuatro días.
En realidad, ayudar siempre ha sido parte de la forma de vivir de Christian y Miguel. Meses atrás, salieron con su familia a repartir despensas en la colonia Milagro de la Paz, ubicada en San Miguel, El Salvador, pero, en ese momento el resultado no fue el esperado.
Aunque su intención fue muy noble, regresaron con el corazón roto, tristes al no poder ayudar a todas las personas del lugar. Sin embargo, lejos de desalentarse por la situación, los hermanos lanzaron la convocatoria y los resultados realmente saltan a la vista.
Alimentos por tatuajes profesionales, el mejor trueque del año
En varias imágenes publicadas en las redes sociales se puede ver a los dos hombres con sus brazos tatuados sentados sobre una mesa realizando los dibujos, junto a una buena cantidad de alimentos y víveres.
“Eran tatuajes de 10 centímetros, algunos querían que se les agregara color, eso ya llevaba un costo extra, siempre en víveres por supuesto”, dijeron los artistas.
La convocatoria estuvo abierta durante cuatro días, en los que trabajaron más de 12 horas continuas, sin descanso, logrando ayudar a una cifra extraordinaria de personas.
“Vinieron hasta mujeres y hombres de la tercera edad a tatuarse. Algunas personas esperaron más de cinco horas para hacerse su tatuaje. Fue increíble”, agregaron.
Con su acto de bondad, Miguel y Cristian no solo lograron ayudar a personas de bajos recursos, también rompieron ese viejo estereotipo que une a los tatuajes con la vida delictiva y las pandillas, demostrando que también un poco tinta en la piel engrandece cualquier corazón.
Casi siempre, nuestra impulsividad e inmediatismo, pero también, nuestros prejuicios, hacen que tendamos a juzgar a las personas por su apariencia, y no esperamos a conocerlas.
Y es que, la apreciación externa que hacemos sobre una persona, no siempre es la correcta. ¿Y a ti, te ha engañado alguna vez un libro por su portada?. Comparte este hermoso acto de solidaridad.