Reforestar es incentivar la vida, y una joven ha desarrollado una serie de drones capaces de sembrar en un día la cifra de 100 mil árboles. Trabajan de una forma ágil, rápida, y echando mano de la última tecnología existente en robótica.
La joven emprendedora tuvo la idea de reforestar con drones para ayudar a combatir los daños ambientales al planeta.
Se trata de la extraordinaria y capacitada profesional australiana Susan Grahan, una experta centrada en un solo objetivo. Está enfocada en ayudar a plantar potencialmente un millón de árboles al año en Australia.
Todo ello con la finalidad de contribuir a paliar y frenar las afectaciones causadas en el ambiente por el fenómeno de la deforestación indiscriminada. Los bosques se han degradado, en consecuencia.
Gracias al amor por la naturaleza de Susan, hoy podemos sentir que se está haciendo algo al respecto.
“Hablar de lo que está ocurriendo en los bosques y no hacer nada al respecto es una irresponsabilidad colectiva”, afirmó Graham.
Este tipo de iniciativas son de vital importancia para hacer la diferencia, de ahora en lo sucesivo. Como todos sabemos y padecemos, las emisiones de carbono alrededor del mundo, representan una problemática seria.
Pero, además, con el pasar de los años, esta se ha visto incrementada por efecto de la tala y la quema desmedida. Por lo tanto, todo lo que pueda aportar la tecnología en este sentido suma.
Los drones creados por Susan Graham tienen la capacidad real de sembrar plantaciones enteras en zonas a las que la mano del hombre no accede. Regiones que, por alguna razón, resultan inexpugnables.
Pero, no solo eso. Además, los mencionados aparatos pueden escanear el suelo y percibir los datos suficientes que permitan evaluarlo. Para asesorarse mejor, Susan se reunió con un grupo de científicos y sembradores expertos.
“Cada grupo de drones abarca alrededor de 10 hectáreas por día en este preciso momento” señaló la encargada del proyecto.
El sistema utilizado por Grahan se encuentra debidamente respaldado por lo último en tecnología agraria.
Los drones brindan a los cultivadores la posibilidad de sembrar diez veces más rápido que antes.
Los dispositivos aéreos lanzan una semilla cada segundo al lugar programado, según el patrón de plantación.
Posteriormente, hacen un levantamiento cartográfico y generan un modelo en tres dimensiones del terreno.
Posteriormente, los datos arrojados son descargados y, gracias a los algoritmos desarrollados por Susan y su equipo, se procede a decidir el lugar dónde plantar. Sin embargo, este tipo de prácticas no son algo nuevo. Ha sido implementada en la región australiana desde hace muchos años.
Por lo tanto, si bien las innovaciones pueden ser difíciles de asimilar en principio, queda demostrado una vez más el poder de la tecnología.
Si los avances en esta materia han logrado mejorar la calidad de vida en diferentes ámbitos, lo mismo puede ocurrir con la reforestación, tan urgente en estos tiempos que corren.
Susan conoce muy bien de la importancia de la reforestación de árboles en la zona oceánica. Se trata de plantas esenciales para luchar contra el cambio climático.
Para enfrentarlo, resulta cada vez más urgente encontrar la manera de sembrar de una forma más precisa y expedita.
La idea es liberar a la atmósfera del carbono emitido por efecto de la irresponsabilidad humana. Por lo tanto, este invento Susan Grahan nos llena de optimismo y nos abre la puerta hacia un futuro distinto.
La siembra de árboles estimula en las personas un proceso de aprendizaje, que resulta decisivo para que una sociedad, sumergida en el urbanismo, logre entender la importancia de los recursos naturales para la sostenibilidad del ambiente.
Sembrar un árbol es inyectar vida y proporcionarle innumerables beneficios al planeta, que satisfacen muchas de nuestras necesidades. Sembrar un árbol es, en definitiva, sembrar una semilla de futuro.