Desde antes de su nacimiento, Eden Sue fue diagnosticada con un higroma quístico. Se trata de un grupo de quistes que se desarrollan en su cuello y que surgen como resultado de una malformación durante el embarazo.
Esta condición puede convertirse en un verdadero impedimento para la la salud de un bebé y los médicos llegaron a pensar que tenía muy pocas probabilidades de sobrevivir el momento del parto.
“La única manera de que lograra nacer sería en un quirófano rodeada de doctores, pediatras otorrinolaringólos, cirujanos y enfermeras de cuidados intensivos”.
Su madre, Chelsea Jones, se encontraba sumamente nerviosa. Decidieron que lo mejor sería que la pequeña naciera a través de una cesárea, pero aún así todavía no sabían si lograrían conocer a su bebé.
Cuando el día llegó, Chelsea no cabía en sí de alegría. Después de unos minutos de mucha angustia pudo escuchar el llanto de su bebé y así confirmó que había logrado nacer con vida.
“Pasé nueve meses rezando por ella. Quería que naciera saludable”.
Esta felicidad no duró demasiado. Los médicos le dijeron que su condición era tan grave que quizás no lograra vivir más de un día. Los grandes quistes estaban comprimiendo sus vías respiratorias. La dulce Eden siguió luchando por su vida y en contra de los pronósticos continuó volviéndose cada vez más fuerte.
“La amamos muchísimo. Ella es un milagro”.
No ha sido nada fácil. Chelsea y su esposo han pasado los primeros años de su hija en medio de consultorios médicos y largos recorridos para llevarla con los mejores especialistas.
“Recibimos entrenamiento médico para aprender a cuidar a nuestra hija. Llegamos a saber más sobre su condición que cualquier otro especialista”.
En todos lados se topaban con los peores pronósticos pero continuaron luchando por la vida de su bebé. Ella por su parte, no hizo más que demostrar que estaba llena de vida y que no dejaría que esta extraña condición acabara con ella.
Finalmente, Eden fue dada de alta y pudo marchar a casa junto a sus padres. Comenzó a sentirse lo suficientemente fuerte como para vivir sin tubos o soporte vital y ha crecido para convertirse en una niña muy feliz. Casi siempre tiene una sonrisa en su rostro y disfruta cada momento al lado de las personas que más ama.
“Se deshizo de los tubos como si no fuesen gran cosa. Fue algo que creíamos completamente imposible”.
Después de haber recibido los peores diagnósticos, Eden ha logrado cumplir dos años. Chelsea ha compartido en las redes cada momento de esta agotadora lucha para ayudar a crear conciencia sobre su condición y la importancia de nunca perder las esperanzas.
Nada es imposible, a pesar de los peores pronósticos, esta pequeña demostró que con el amor de su familia y su entereza sí podría salir adelante convirtiéndose en una inspiración y fuente de ánimo para otros.
Hay que celebrar lo que lejos que ha llegado Eden Sue y devolverle la esperanza a quienes viven una situación similar. Vale la pena creer en los milagros.