Por ley natural son los padres quienes deben hacerse responsables de sus hijos, pero en ocasiones la vida hace que los pequeños sean quienes deban velar por el bienestar de sus progenitores. Aunque no siempre ocurra de ese modo, hay chicos a los que se les presenta semejante reto y vaya que lo asumen con amor y valentía.
Tal como lo ha hecho André Müller.
A este joven de Garuva en el estado brasilero de Santa Catarina, las circunstancias de la vida lo orillaron a una gran responsabilidad: André debe cuidar y mantener a su mamá que sufre de parálisis infantil y ahora está imposibilitada para trabajar.
Este chico sólo tiene 15 años y nadie se anima a emplearlo por su edad, pero eso no fue obstáculo suficiente para tirar la toalla y el adolescente se reinventó para salir adelante junto a su mamá Luciane.
Dicen que el arte salva y eso precisamente es lo que le sucedió a este chico que con el crochet ha logrado sacar adelante a su familia. André ha demostrado gran talento en los tejidos y con sus manos crea piezas únicas que vende para poder sobrevivir.
André y Luciane viven en una casa alquilada, así que el joven ha asumido el pago de la renta, la comida y las medicinas de su progenitora; una carga bastante pesada para un adolescente de apenas 15 años.
Por ese motivo, hace tres meses un medio local decidió compartir su historia y darle visibilidad a su situación.
A partir de ese momento surgió “Ponto do André”, la marca del joven emprendedor que dice ya tener pedidos hasta de Portugal. Tras conocerse su situación muchas personas se solidarizaron y le han encargado piezas para ayudarlo, pero lo ideal es que también retome su escuela y para ello necesita tener más tiempo libre.
André no le tiene miedo al trabajo y está feliz de todos los encargos que ha recibido, pero quienes desean ayudarlo quieren ir más allá de unas cuantas compras. Frente a situación se creó una campaña para recaudar fondos y darle a la familia una casa propia.
Gran parte del dinero del trabajo de André se va en el pago del alquiler, así que al no tener más ese gasto el chico podría vivir con su trabajo y sacar tiempo para retomar sus estudios. El adolescente cuida de su madre y de vez en cuando también merece un descanso.
“André lo representa todo para mi. Es mi compañero, mi amigo. Está conmigo las 24 horas del día, es un gran compañero en mi viaje”, dijo la señora Luciane.
Sin duda el talento y sentido de superación de André le ha salvado a él y a su mamá, pero ya es hora de recibir apoyo. No todas las personas nacen con los mismos privilegios y aun así él no reniega en absoluto de la realidad que le tocó vivir, el joven ama a su mamá y está dispuesto a hacer todo por ella.
André es de los jóvenes que necesita nuestra sociedad, comparte su historia y anima a tus amigos a ayudar a alguien que realmente lo merece.