Los docentes ejercen una loable labor en la sociedad, pero no siempre son recompensados como deberían. Tal es el caso de una maestra en México, que sufrió una crisis nerviosa, al pasar varios meses sin poder cobrar su sueldo.
Karina Roxana Reyes es una educadora de cuarenta años que ha dedicado veinte de ellos a la labor docente.
Desde que se graduó, no había podido ocupar un cargo debido a cuestiones legales relacionadas con el sistema educativo, pero seguía insistiendo porque quería trabajar en la carrera para la cual se formó, y que tanto le gustaba.
En 2019 se postuló para un cargo y presentó los exámenes exigidos, la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán (Segey) le comunicó que había obtenido buenos resultados, quedó en la posición 145 de los 600 examinados.
Por esa razón le dieron el puesto de directora por comisión en la escuela Nueva Generación de Ciudad Caucel. ¡La alegría de Karina fue enorme!
Sin embargo, rápidamente se le informó que no podía seguir con el contrato inicial y, para evitar perder el lugar que había ganado en la lista de las bases, debía ocupar una vacante temporal en Maxcanú, un municipio de Yucatán.
Le harían efectivo su sueldo a partir del mes de octubre, la docente aceptó, después de tanto esperar, en ese momento no importaba mucho.
Llegó el mes indicado y no recibió los pagos, y cuando preguntaba por su situación, le respondían que no había llegado el dinero.
Siempre ocurría lo mismo, revisaban sus datos en el sistema y le indicaban que regresara después. El monto de lo adeudado ascendía a unos 3.200 dólares.
Y el 14 de enero, Karina se presentó ante las oficinas de pagos de la Segey para exigirles que cumplieran con los compromisos correspondientes al período de agosto a diciembre.
Le respondieron lo de siempre: «su cheque no puede ser cobrado», esa fue la gota que derramó el vaso. La maestra explotó en una crisis de nervios, y dejó sorprendidos a todos.
“Estoy harta, ya no quiero ser maestra”, dijo la descontrolada mujer.
Un compañero trataba de tranquilizarla, pero ella estaba desconsolada. Había tenido que hacer de todo para sobrevivir.
“He dado cursos, he trabajado en negocios, he trabajado en asesorías, he hecho de todo para sobrevivir”, expresó la maestra.
Después de poner tanto empeño en su trabajo no le parecía justo. El tiempo pasaba; ya no era una jovencita, tenía gastos que cubrir y no podía.
“Empecé el 16 de octubre de 2019 como maestra. Comencé a batallar como cada año. Son 20 años sin base, sin recibir las prestaciones que todas mis amigas tienen”, explicó Karina.
El momento de angustia y desesperación fue grabado en un vídeo por la profesora Rita Chuc Pérez en apoyo a su colega, lo compartió en las redes sociales, y de inmediato se viralizó.
Causa indignación