Cuando hablamos de empatía nos referimos a aquella cualidad que nos permite a los seres humanos entender y ponernos en los zapatos de las otras personas que más sufren. Unido a lo anterior, y aplicado a la vida real, quien tiene en cuenta los problemas del prójimo, obtiene el súper poder de resolver problemas y conflictos, propios y ajenos.
Claudinei Silva es un conductor de autobús que se levanta cada amanecer con el cantar de los gallos, muy consciente de su responsabilidad de trasladar a miles de personas, de ida y vuelta hacia sus destinos con seguridad.
Desde hace muchos años cubre la misma ruta en el municipio brasileño de Ponta Grossa, ubicado en el centro del estado de Paraná, a 130 kilómetros de la capital, Curitiba. Se trata de un hombre sencillo, siempre recibe a sus pasajeros con una sonrisa a flor de labios y es muy apreciado en la comunidad.
Un día, mientras hacía su trabajo, en una intersección se encontró con un transeúnte con problemas de visión que intentaba cruzar la avenida. De inmediato, informó a sus viajantes que detendría la marcha por un momento.
De pronto, los pasajeros, quienes al principio no se explicaban el motivo de la parada, vieron al hombre estacionarse y bajar del vehículo, solo para ayudar a cruzar la calle al invidente y llevarlo hasta la otra acera.
Si bien podría parecernos una acción lógica y derivada del más genuino civilismo y ciudadanía, lo cierto es que los hay también, dentro del gremio, muy irrespetuosos e indolentes. Por lo que este acto de gentileza no pasó desapercibido, al ser grabado por un usuario de la unidad, quien de inmediato lo publicó en la Web.
Claudinei no busca obtener crédito por lo que hizo, ni mucho menos. Creo que es claro para todos los hombres y mujeres de bien que, para quien cambian las prioridades y tiene una discapacidad, solo podemos quitarnos el sombrero y ayudarlo, de ser necesario.
“No se trata de ser conductor. Podría ser un empresario, un ingeniero, un médico reconocido y también hacer lo que hice. De lo que se trata es de que, si queremos un mundo mejor para todos, tenemos que actuar en consecuencia y dar el primer paso”, dijo el piloto Claudinei da Silva.
Inmediatamente, la escena de Claudinei llevando pacientemente de la mano hasta la otra acera a su prójimo ciego se volvió viral en las plataformas digitales. La persona que recibió la ayuda se llama Cristofer Camargo, quien agradeció mil veces el gesto noble de empatía que este buen chófer tuvo con él.
“Con esa actitud, demostró que puedes seguir tu camino con seguridad, porque siempre alguien te apoyará”, dijo Cristofer, con palabras de esperanza en la humanidad.
Cristofer se dirigía ese día a la Asociación de Padres y Amigos de Deficientes Visuales (Apadevi) de Ponta Grossa. Pero, los automóviles, camiones y transeúntes hacían muy caótica la vía. Su invidencia hace que tienda a dejarse guiar por los sonidos, pero con la ensordecedora avenida, se volvía más difícil el camino.
Este gran ciudadano y conductor ya se ha vuelto famoso. Es reconocido en la comunidad donde vive y labora como un hombre de bien, que ayuda desinteresadamente a la gente, sobre todo a la más vulnerable.
Comparte esta sensacional historia con tus amigos. Este hombre nos acaba de demostrar que no se trata de sentir compasión por los demás, sino de apoyarlos. Un gesto pequeño puede hacer una gran diferencia.