Wolfram Gottschalk y su esposa Anita no querían nada más en este mundo que poder permanecer unidos. La pareja de ancianos hacía vida en una residencia para personas mayores ya que su familia no contaba con los fondos económicos ni el tiempo necesario para hacerse cargo de ellos.
La pareja vivió casi toda su vida de casados en Canadá.
Wolfang y Anita estaban comenzando a sufrir los estragos de una edad tan avanzada. Parecían olvidarlo todo excepto una cosa: al amor de su vida.
Todo esto se vio bruscamente interrumpido cuando Wolfram fue hospitalizado por una falla en el corazón. Su salud estaba cada vez más delicada y necesitaba mayor atención médica que la que le brindaban en ese hogar.
Wolfang tiene 83 años mientras que Anita 81.
Los dueños del lugar dijeron que ya no podían hacerse cargo de ambos. Habían pasado más de 60 años de matrimonio y no querían separarse. Esto resultó devastador para ellos.
Su nieta decidió llevar su historia a las redes para pedir ayuda. En las constantes visitas se veía lo mucho que se necesitaban el uno al otro.
“No pueden estar separados. Están tan enamorados que quieren estar juntos todo el tiempo”.
Lloraban de emoción y se daban tiernos besos para aprovechar los instantes en que volvían a estar juntos. Fueron ochos largo meses. Finalmente, personas de todo el mundo ayudaron a recaudar los fondos necesarios y ambos abuelitos fueron trasladados a un mismo hogar. Era el reencuentro más esperado.
“Se casaron en Alemania en 1952 después de conocerse durante un par de meses. Fue amor a primera vista. Una especie de romance torbellino”.
Lamentablemente, un par de semanas después de su emotivo reencuentro, la salud de Wolfram continuó empeorando. Fue trasladado a un hospital y allí perdió la vida rodeado de su querida Anita y el resto de su familia.
Todos se encuentran desolados ante la partida del querido Wolfram. Sin embargo, sienten un gran alivio por saber que no partió lejos de Anita y que lograron permanecer unidos a pesar de tantas dificultades.
“Cuando se miraban a los ojos, sus pupilas brillaban. Mostraban la más grande sonrisa y no era necesario que dijeran nada más”.
Nos unimos a la dulce Anita y a toda la familia de Wolfram en estos momentos tan difíciles. Fueron una pareja ejemplar con su gran amor y sus inagotables ganas de permanecer unidos.
No había manera de separar a estos dulces abuelos. Vale la pena dar a conocer esta historia de amor verdadero, compártela.