Iniciar un negocio puede no ser solamente un modo de ingreso para algunos, sino ver concretado uno de sus más grandes anhelos y esto resulta aún más especial cuando el asunto sirve para ayudar a otros.
Esta sensación es precisamente la que ha experimentado por años Barry Washington, el dueño de un negocio en Kentucky que se ha hecho bastante especial no sólo por su servicio sino por el gran motivo que esconde detrás.
En Barry’s Cheesesteaks el propio Barry saluda a todos sus clientes apenas entrar al local para pedir sus platillos preferidos. Su amabilidad y buen corazón distinguen a este hombre y pastor local, quien además ha ayudado a más de uno con su negocio.
En el local, la mayoría de los empleados esconde una historia detrás sobre cómo sus vidas cambiaron al conocer a Barry y los hermanos Sean Cathey, de 15 años, Rodney Cathey, de 16, y DJ Cathey, de 13, no son la excepción.
Estos jóvenes llegaron al lugar de una forma no del todo amistosa, pues un buen día el Sr. Washington se cruzó con ellos en la calle mientras estos arrojaban botellas a los automóviles desde un balcón cercano al restaurante.
El hombre decidió conversar con ellos y persuadirlos para que dejaran esa actitud, avanzada la conversación notó que los hermanos podrían ir en mal camino así que decidió ayudarlos.
Barry les compartió su historia: él también había estado en las calles y por algún tiempo anduvo por malos pasos. El hombre perteneció a una banda dedicada a la venta de estupefacientes pero su vida cambió cuando alguien se fijó en él y decidió ayudarlo.
Esa persona lo acercó a la oración y le brindó 2 dólares diarios para que comiera al menos una vez al día.
Después de esa mano amiga, él decidió cambiar su vida y ahora intentaría hacer lo mismo con los hermanos Cathey.
«Dije: ‘Quiero darles una oportunidad, enseñarles cómo ir, darles un trabajo'», reveló Washington sobre ese primer encuentro con los menores.
Ahora estos jóvenes forman parte del personal de Barry’s Cheesesteaks pero ellos no son los únicos a los cuales Barry ha ayudado. Otros de sus trabajadores incluso han llegado a pisar los reclusorios siendo muy jóvenes.
«Siento que nos dio una mejor opción para ganar dinero. Porque algunas personas están vendiendo cosas ilícitas, cosas así. Supongo que no quiere vernos tomar la misma ruta que él tomó», dijo Rodney Cathey.
Este hombre es de esas personas con las que cualquiera se tropieza y su vida cambia para siempre. Nos contenta saber que fue él quien se topó con estos hermanos y no cualquier otra persona con mala intención. Ahora los Cathey tendrán la posibilidad de cambiar su vida y ya han iniciado la ruta para lograrlo.
Lejos de juzgarlos, muchos de los chicos que están en la calle sólo necesitan ser escuchados y poco de ayuda para salir adelante. Por favor comparte esta noble historia y ayúdanos a inspirar.