Pocos vínculos en la vida pueden ser tan intensos como los que surgen entre madre e hijo. En los momentos difíciles, sin importar la edad que tengamos, ver el rostro del ser que nos dio la vida es lo más gratificante.
Eso quedó demostrado en un vídeo, donde una ancianita de casi 97 años fue a visitar a su hija enferma.
Un vídeo subido a las redes sociales ha tocado la fibra más profunda de los sentimientos de muchos de los internautas.
Se trata de una anciana de cabello blanco que, con pasos ya lentos y cansados, pero con mucha alegría en su rostro fue al encuentro de su amada hija en su lecho de enferma.
La hija de 76 años, fue diagnosticadadesde hace dos, de un cáncer muy severo que ha le ha ido causando estragos.
Tuvo que ser ingresada a un hospital donde recibía tratamiento oncológico, y como todos los que de alguna manera han conocido a alguna persona o familiar que ha pasado por este tipo de procesos, sabe lo duro que puede ser.
La mujer se sentía débil y con los malestares propios de su enfermedad, su rostro denotaba mucho sufrimiento. Ante un terrible panorama como ese, ¿Qué podría calmarla, que rostro podría darle algo de paz?
Un malestar así solo puede ser tranquilizado por alguien, que de antemano sabes que su corazón está conectado con el tuyo, sin duda alguna, nadie mejor que una madre. Y así, en la habitación de la casa donde se encontraba postrada, de pronto la puerta fue abierta.
La enferma estaba tomando algo de líquido cuando pudo escuchar el saludo de una voz muy familiar para ella. Sorprendida, dirigió la mirada hacia donde sintió la familiar presencia, y no podía contener lo que sentía su corazón, ¡era su amada madre!
En las redes sociales los usuarios no paraban de expresar sus sentimientos ante tan conmovedora escena.
La anciana de 97 años, con su hermoso cabello como motas de algodón, se acercó a su niña, porque para ella eso era su hija, a pesar de edad.
“Tus hijos siempre son tus hijos, no importa la edad”, comentó una usuaria.
De la anciana y la hija solo salían palabras llenas de amor y emoción. Una escena realmente emotiva que ablanda el corazón más duro.
La hija enferma, no dejaba de acariciar el cabello de su madre, con la dificultad de movimiento originada por su condición, e intercambiaban palabras de ternura.
“Qué hermoso momento, nada más cierto que el amor de una madre, lo alivia todo”, dijo una usuaria.
Esa fue la mejor visita que ha recibido la paciente, los abrazos, caricias y cariños de su madre, han sido un refrigerio para su sufrido cuerpo y atribulada alma.
¡Disfrutemos mientras podamos del amor más grande, sincero y puro, que es el de nuestra madre!, no esperemos que sea demasiado tarde para ello.
Comparte esta enternecedora y emotiva historia con todos tus amigos y conocidos. Y valora a tu madre ante todas las cosas.